El dictador ruso Vladimir Putin ha dejado claro que no tiene planes de poner fin a su confrontación con Occidente en el futuro próximo. El lanzamiento de al menos 19 drones hacia Polonia demostró la intención del Kremlin de librar una guerra híbrida a largo plazo contra Estados Unidos y sus aliados.
Analistas y críticos en Rusia señalan: Putin no puede retomar el rol de presidente en tiempos de paz, ya que su supervivencia política depende directamente de la guerra. Un cese de hostilidades o un acuerdo de paz bajo presión de Estados Unidos, en particular de Donald Trump, genera riesgos políticos para el Kremlin.
Aunque las pérdidas entre los rusos son significativas, Putin prometió la victoria no solo sobre Ucrania, sino también sobre el "Occidente colectivo". Para ello, el Kremlin está dispuesto a desplegar la producción fuera de las fronteras de la OTAN, realizar ejercicios con Bielorrusia y aumentar la retórica contra la UE y los países vecinos.
Tras la reunión de Putin con Trump en Alaska en agosto, Moscú intensificó sus ataques híbridos contra Europa. Y antes de la invasión de Polonia con drones, Dmitri Medvédev amenazó a Finlandia con el colapso de su condición de Estado en caso de conflicto. Esto repite el guion de las declaraciones del Kremlin antes de febrero de 2022.
Los periodistas enfatizan que tales acciones contra Polonia buscan poner a prueba la preparación de la OTAN para la defensa colectiva. Al fin y al cabo, la postura ambigua de Trump sobre las sanciones y la alianza solo aumenta la confianza de Putin.
Según Politico, la confrontación no se limitará a Ucrania. El Kremlin intenta socavar la unidad de Occidente, y la inacción de Washington solo fomenta más provocaciones. La guerra se está prolongando y Rusia se prepara para mantener a Europa en constante tensión.