Como informa CNN, Moscú no tiene ningún incentivo para detener los combates en Ucrania, a pesar de los llamamientos del presidente estadounidense Donald Trump a un alto el fuego. El ejército ruso muestra avances en varios frentes y está intensificando sus ataques contra infraestructura civil y militar.
Según la publicación, en tan solo uno de los últimos días, la Federación Rusa utilizó un récord de 268 bombas guiadas, una cifra significativamente superior al promedio diario de las últimas semanas (aproximadamente entre 170 y 180). Al mismo tiempo, el enemigo realiza ataques nocturnos con drones y misiles, principalmente contra instalaciones de infraestructura energética.
Los analistas observan un fuerte aumento en el número de drones en septiembre, con un promedio de más de 180 lanzamientos diarios, más del doble que a principios de año. Esta intensidad hace que los ataques sean sistémicos y aumenta los riesgos para la población y las infraestructuras críticas.
Los expertos destacan que Rusia ha mejorado significativamente las tácticas de uso de drones. Como afirma Dara Massicot, Moscú ha convertido los drones de un punto débil en una ventaja: se utilizan no solo para reconocimiento, sino también para detectar y destruir objetivos en el campo de batalla y en la retaguardia. Al mismo tiempo, se están modernizando los sistemas de misiles y blindados, lo que otorga a los comandantes rusos mayor libertad para planificar y ejecutar operaciones.
Estos factores llevan a los analistas a concluir que, mientras Rusia registre éxitos operativos y tenga la capacidad de lanzar ataques masivos, no tendrá ningún incentivo estratégico para aceptar medidas significativas hacia un alto el fuego. El resultado es una mayor escalada de ataques energéticos, que afecta la vida y la seguridad de millones de ucranianos.