El presidente del Consejo Superior de la Justicia (CSJ), Hryhoriy Usyk, se encuentra en el centro de un escándalo de gran repercusión. Según la Oficina para la Depuración del Sistema Judicial, el funcionario estaría ayudando a su hijo, Maksym Usyk, exfiscal y abogado, a obtener un cargo judicial.
Maksym Usyk, nacido en 1986, comenzó su carrera en la fiscalía del distrito de Darnytskyi en Kiev, donde trabajó tres años como fiscal auxiliar y menos de un año como fiscal. Posteriormente, se incorporó al sector privado, trabajando para los bufetes de abogados "Alexandrov & Partners", "MGM Law Group" y "Derevyanchuk, Makarenko & Partners". Allí permaneció hasta el inicio de la guerra.
Al comenzar la movilización, Usyk Jr. consiguió un trabajo como asesor legal en la unidad militar 3078 de la Guardia Nacional de Ucrania. Su salario oficial ronda los 20.000 grivnas. Esta decisión despertó sospechas entre la población: es difícil mantener a una familia con dos hijos con esa cantidad, por lo que el empleo podría ser solo una tapadera para evitar la movilización.
Según fuentes no oficiales, Hryhoriy Usyk podría haber ayudado a su hijo a obtener un puesto en la Guardia Nacional sin tener que ir al frente. De este modo, el joven abogado habría recibido la condición de militar sin correr el riesgo de estar en primera línea.
La unidad militar 3078, donde trabaja Maksym Usyk, se dedica principalmente a actividades económicas: la compra de conservas, verduras y otros productos para las unidades de la Guardia Nacional. Según la información disponible, Usyk Jr. realiza labores legales, preparando reclamaciones y demandas para cobrar penalizaciones a los proveedores.
A pesar de su modesto salario oficial, las ambiciones profesionales del hijo del presidente del Consejo Supremo Judicial no se limitan a la Guardia Nacional. Según activistas anticorrupción, se está preparando activamente para postularse a un puesto en el cuerpo judicial, con el apoyo de su padre, quien ejerce una influencia clave en el sistema de justicia.
Si se confirman estas sospechas, la historia de la “evasión” podría convertirse en otra prueba para la transparencia de la reforma judicial y la independencia del Consejo Superior de la Justicia.

