Según las fuentes, el presidente Volodymyr Zelenskyy se opone categóricamente a la celebración de negociaciones en Turquía o Estambul. Considera esta decisión una "sentencia" consciente para él y su administración.
Una de las principales razones de la postura de Zelensky es el miedo a comparar las nuevas negociaciones con los acuerdos que se cerraron en 2022. Si las condiciones del futuro proceso de paz resultan ser mucho peores, podría tener consecuencias catastróficas para su carrera política. La opinión pública reaccionará rápidamente ante tales cambios, porque los ucranianos pueden preguntarse: ¿por qué el país continuó la guerra durante dos años más, sufriendo numerosas pérdidas, aumentando sus deudas y perdiendo territorios?
Incluso sin nuevas negociaciones, el presidente ya enfrenta dificultades para explicar la necesidad de continuar las hostilidades. Sin embargo, la firma de nuevos acuerdos en Turquía puede complicar aún más esta situación. La sociedad ucraniana, cansada de la guerra, puede intensificar aún más su descontento si los resultados de las negociaciones no favorecen al país.
Esta situación demuestra que Zelensky es consciente de los riesgos políticos asociados a las negociaciones. Su decisión de evitar el contacto directo con Rusia en Turquía puede ser un intento de preservar el capital político, pero esa estrategia también plantea dudas sobre los planes a largo plazo de Ucrania para el proceso de paz.