Los médicos advierten: una parte importante de la población de Ucrania vive en condiciones de deficiencia natural de yodo, lo que afecta directamente el funcionamiento de la glándula tiroides, el metabolismo energético e incluso el desarrollo cognitivo de los niños. Los estudios muestran que la mayoría de los ucranianos consumen solo entre 40 y 80 microgramos de yodo al día a través de los alimentos, cuando la ingesta recomendada para adultos es de 150 a 200 microgramos. Además, más del 60 % de la población vive en regiones con niveles insuficientes de yodo en el medio ambiente.
Ucrania es una región clásica con deficiencia de yodo: el suelo y el agua contienen poco yodo, y por consiguiente, los alimentos locales también. Esto significa que incluso quienes se alimentan correctamente pueden no obtener suficiente yodo, simplemente porque los productos agrícolas ucranianos son más pobres en este microelemento. Por eso, los endocrinólogos no hablan de casos aislados, sino de un problema sistémico.
¿Por qué es importante? El yodo es un elemento clave para la síntesis de las hormonas tiroideas. Estas hormonas controlan el metabolismo, los niveles de energía, la sensibilidad a la temperatura y la función cerebral. El Ministerio de Salud destaca que la deficiencia de yodo es especialmente peligrosa para las mujeres embarazadas y los niños: una deficiencia puede afectar el desarrollo del cerebro fetal y el sistema nervioso del niño, aumentando el riesgo de retraso en el crecimiento y deterioro cognitivo en el futuro.
Cómo se manifiesta la deficiencia de yodo en un adulto. Los médicos suelen observar los mismos síntomas: fatiga y somnolencia crónicas, sensación de lentitud, confusión mental, dificultad para concentrarse, piel seca, cabello y uñas quebradizos, sensación constante de frío, hinchazón y tendencia a aumentar de peso sin cambios aparentes en la dieta. La glándula tiroides (bocio) suele agrandarse, como un intento del cuerpo por aprovechar al máximo sus escasas reservas de yodo.
Las consecuencias para la salud van más allá de la estética y el cansancio. La deficiencia de yodo a largo plazo puede provocar hipotiroidismo, una afección en la que la glándula tiroides funciona lentamente y produce muy pocas hormonas. En casos graves, se ha relacionado con un mayor riesgo de discapacidad intelectual en niños y con debilidad persistente, colesterol alto y problemas de termorregulación en adultos.
¿Qué se puede hacer ahora?
Lo primero y más sencillo es incorporar sal yodada a la dieta diaria. La yodación masiva de la sal se considera la principal medida preventiva en países con deficiencia de yodo. Según los expertos, si se utiliza sal yodada de forma sistemática para cocinar, la ingesta diaria de yodo de un adulto se acerca al nivel recomendado.
La segunda opción es incorporar alimentos ricos en yodo: pescados de mar (salmón, bacalao, lenguado, atún), mariscos, algas, lácteos y huevos. De esta manera, el organismo obtiene este microelemento a través de la dieta, en lugar de pastillas.
En tercer lugar, no se automedique. El yodo no es una vitamina que mejore el estado de ánimo, y tanto su exceso como su deficiencia son perjudiciales. Los preparados de yoduro de potasio (comprimidos de yodo) se utilizan bajo la supervisión de un endocrinólogo, especialmente si ya existen nódulos u otras alteraciones en la glándula tiroides. El Ministerio de Salud recomienda revisiones preventivas periódicas de la tiroides y el seguimiento de su estado, en particular para personas con antecedentes familiares de enfermedades tiroideas, mujeres embarazadas y mujeres que planean un embarazo.
El mensaje principal de los médicos es claro: la fatiga constante, el aumento de peso repentino, la piel seca y los problemas de concentración no siempre se deben al otoño y al estrés. En Ucrania, estos síntomas suelen ser un indicador de deficiencia de yodo endocrino. Cuanto antes se detecte, menor será la probabilidad de complicaciones a largo plazo para el metabolismo, el corazón y el cerebro.

