El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró inesperadamente que Ucrania es capaz de recuperar todos los territorios perdidos desde 2014 y derrotar al ejército ruso. Estas palabras marcaron un giro radical tras años de dudas y las reiteradas tesis del Kremlin de que Kiev nunca restablecería sus fronteras.
El comentarista militar Hamish de Bretton-Gordon escribió sobre esto en una columna para The Telegraph. Señaló que la pregunta principal ahora es si Trump respaldará sus declaraciones con acciones o cambiará de rumbo.
El autor enfatizó que Trump usó el término chino "tigre de papel" para referirse a Rusia, refiriéndose a una fuerza que parece amenazante pero en realidad está indefensa. En su opinión, esta es una descripción irónica, dada la cercanía entre el Kremlin y Pekín.
El columnista explicó que para que Ucrania gane, se necesitan medidas específicas por parte de Estados Unidos y Europa. En primer lugar, la creación de una zona de exclusión aérea, al menos en la parte occidental del país, para proteger los objetivos civiles. Esto permitiría a Ucrania concentrar sus fuerzas de defensa aérea en el este y fortalecer sus operaciones ofensivas.
Además, Trump debería insistir en transferir una cantidad significativamente mayor de misiles de precisión de largo alcance a Kiev, así como en levantar las restricciones a los ataques en territorio ruso. Esto, según el columnista, aumentaría significativamente la eficacia de los ataques estratégicos ucranianos.
Igualmente importante es la gama completa de sanciones contra Moscú. «No basta con amenazar; hay que implementar sanciones», enfatizó Bretton-Gordon.
Según él, si Europa y Estados Unidos realmente quieren ayudar a Ucrania a ganar, deben estar dispuestos a darlo todo: desde proteger las ciudades ucranianas desde el aire hasta responder con rapidez a cualquier provocación rusa. De lo contrario, toda la retórica se convertirá en palabrería vacía que solo envalentonará a Putin.
El columnista concluyó: «Ucrania solo podrá ganar si la postura de Trump se mantiene inalterada y la OTAN toma medidas decisivas. Si el presidente estadounidense vuelve a cambiar de opinión, la guerra podría prolongarse durante décadas».