En Ternopil, las fuerzas del orden desenmascararon a un grupo organizado de trabajadores de una estación de locomotoras que robaban sistemáticamente combustible diésel de los trenes. El plan involucraba a 18 personas, entre ellas conductores de trenes, sus asistentes, un ensamblador de trenes, un capataz de taller y el exgerente de la estación, quien, según los investigadores, coordinó la actividad delictiva.
El primer episodio de robo se registró en octubre de 2024, cuando la policía detuvo a cinco empleados del depósito. Investigaciones posteriores revelaron una red mucho más amplia de atacantes. Actuaron de forma coordinada, aprovechando el conocimiento de los horarios de los trenes y organizando puntos especiales de vertido de combustible.
Según la investigación, se vertió combustible diésel en bidones durante las paradas de locomotoras en una de las estaciones de tren de la región. Los bidones se depositaban en lugares designados y luego se entregaban a instalaciones de almacenamiento. Posteriormente, el combustible se vertía en contenedores más grandes y se vendía a los residentes de la región, y las ganancias se repartían entre los miembros del grupo.
La policía ha establecido todos los nuevos episodios e identificado a todos los implicados. Los 18 participantes han sido notificados como sospechosos en virtud de los artículos que prevén la apropiación de bienes mediante abuso de cargo oficial como parte de un grupo organizado. De ser declarados culpables, los autores se enfrentan a hasta 12 años de prisión, así como a la inhabilitación para ejercer ciertos cargos y la confiscación de sus bienes.
Este caso se ha convertido en uno de los mayores esquemas de robo de trenes descubiertos en la región, y los investigadores no descartan la posibilidad de nuevos sospechosos.