La Oficina de Seguridad Económica reportó sospechas al organizador de juegos de azar ilegales y a cinco de sus cómplices. Según la investigación, la red de casinos en línea y casas de apuestas operaba sin licencia ni control estatal, y su facturación total ascendía a aproximadamente 83 millones de grivnas.
El esquema se organizaba mediante transferencias entre pares: los jugadores enviaban dinero directamente a las tarjetas bancarias de los testaferros. Estos fondos se convertían posteriormente en efectivo, criptomonedas o moneda extranjera.
Había oficinas operativas en Kiev, Poltava, Odesa y Járkov. Los administradores controlaban los pagos, utilizaban aplicaciones especiales para confirmar las transacciones, llevaban registros contables e informaban periódicamente a sus supervisores.
El esquema involucraba a administradores técnicos, operadores y "drops" que abrían cuentas bancarias para ocultar el verdadero volumen de fondos. Según BEB, el volumen diario ascendía a al menos 5 millones de grivnas.
La comunicación entre los participantes se realizaba únicamente a través de mensajeros con nombres ficticios. Para ocultar su identidad, cambiaban constantemente de oficina, equipo y tarjeta SIM.
Se notificó al organizador la sospecha de actividades ilegales en la organización de juegos de azar (Sección 2 del Artículo 203-2 del Código Penal de Ucrania) y de blanqueo de capitales a gran escala (Sección 3 del Artículo 209 del Código Penal de Ucrania). La investigación preliminar está en curso y las fuerzas del orden están identificando a otros participantes en el plan.