Comer una manzana mediana al día se ha relacionado con mejoras moderadas en la presión arterial, los niveles de colesterol y la salud cardiovascular. Estudios demuestran que los nutrientes de las manzanas favorecen la flexibilidad arterial, reducen la inflamación y protegen las células del estrés oxidativo.
El cardiólogo John Higgins señala que los flavonoides presentes en las manzanas ayudan a relajar los vasos sanguíneos, facilitando la circulación sanguínea. Los polifenoles y antioxidantes protegen los vasos sanguíneos del daño y la inflamación. La fibra soluble ayuda a reducir el colesterol y mantiene la elasticidad de las arterias.
La nutricionista Cassandra Lepore enfatiza que el consumo regular de manzanas crea un ambiente cardiosaludable a largo plazo, aunque no necesariamente conlleva una reducción inmediata de la presión arterial. La cantidad óptima es de una a dos manzanas al día.
Un estudio con más de 2300 personas con hipertensión reveló que quienes comían manzanas enteras de 3 a 6 veces por semana tenían mejor salud cardíaca y vivían más. Beber jugo o puré de manzana no tuvo este efecto.
Por lo tanto, una manzana diaria puede ser una medida simple pero efectiva para mantener la salud cardiovascular.