El escándalo en torno al Museo Nacional de Arte Bohdan y Varvara Khanenko cobra fuerza. Como se supo, desde la primavera de 2025 se celebra en Vilna la exposición «Tesoros Samuráis: Detalles Artísticos de Espadas y Esculturas en Miniatura de Japón». Se llevaron allí 512 objetos de arte oriental procedentes de fondos ucranianos, pero solo 463 pudieron regresar.
El 14 de mayo, mientras revisaban las cajas de las exhibiciones, los trabajadores del museo lituano notaron la ausencia de 49 piezas, en su mayoría tsuba (protectores de empuñaduras de espadas japonesas) creadas entre los siglos XVII y XIX. Entre ellas se encontraban ejemplares únicos con escenas de "El cuento de Heike", cetrería, un mono buscando fruta, figuras de campesinos, un barco entre la hierba costera, escritores entre bambúes, pájaros en una rama, nenúfares y un ancla entre las olas.
La mayoría de las tsubas están hechas de acero y bronce mediante forja, fundición, grabado, dorado e incrustaciones de piedra. El valor del seguro de cada pieza oscila entre 600 y 3500 euros, con un promedio de unos 1000 euros. Las más caras son las tsubas de la escuela Soten, que poseen un importante valor artístico e histórico.
Tras descubrirse la escasez, Yulia Samoilova, representante autorizada del Museo Khanenko en Lituania, informó a la custodio jefe de las colecciones en Kiev, Olena Kramareva. Ese mismo día, se encontraron en el almacén de Kiev dos cajas llenas con las tsubas "faltantes", que nunca fueron enviadas. El museo alega que se trató de un error administrativo del custodio.
Sin embargo, la aduana registró el incumplimiento de la declaración: 512 objetos salieron por el punto de control "Kiev-Central", pero 463 fueron efectivamente enviados. Es decir, 49 artículos fueron declarados como exportados, pero permanecieron físicamente en Kiev. Esto se enmarca formalmente en el artículo 201 del Código Penal de Ucrania (contrabando de valores culturales), que prevé hasta 7 años de prisión.
Para exportar objetos del Fondo del Museo de Ucrania al extranjero, es necesario obtener un certificado del Ministerio de Cultura. Este certificado tiene una validez de seis meses y solo permite la exportación temporal. En el caso del Museo Khanenko, los documentos se redactaron para fines de investigación científica, no simplemente para actividades expositivas. Según fuentes, este proceso fue gestionado por funcionarios del Departamento de Cultura de la Administración Estatal de la Ciudad de Kiev.
El 12 de septiembre, el director del departamento, Serhiy Anzhiyak, envió una carta al Ministerio de Cultura, adjuntando una apelación de la directora del museo, Yulia Vaganova. En ella, solicitaba que se resolviera el problema de los documentos aduaneros y reconocía que el custodio de los fondos ya había recibido una sanción administrativa.
Según las instrucciones del Ministerio de Cultura, los funcionarios de aduanas debían verificar el número y las fotos de todas las piezas. Esto no se hizo. En cambio, la Oficina de Aduanas de Kiev explica: "Había mil ejemplares, ¿quién los revisará uno por uno?". La oficina central del Comité Estatal de Aduanas de Ucrania enfatiza: "En un momento como este, estamos obligados a revisarlo todo. Dos cajas con casi 50 piezas constituyen una gran parte de la colección. No podían haber pasado desapercibidas".
Algunos expertos creen que la situación podría haber servido como tapadera para el contrabando: bajo la apariencia de grandes envíos de piezas, se podrían haber exportado valores culturales extranjeros o colecciones privadas. Otros hablan de negligencia trivial, pero también apuntan a lagunas sistémicas en las aduanas y posibles acuerdos entre funcionarios culturales y aduaneros.
Formalmente, todas las tsubas ya están en Kiev, pero la aduana no permite el regreso de la colección desde Lituania debido a sospechas de manipulación de documentos. Como resultado, 463 piezas permanecen bloqueadas y podrían considerarse oficialmente exportadas ilegalmente una vez que caduque el certificado.
Natalia Novak, diputada del pueblo de las VII y VIII legislaturas, recordó: «Las colecciones de los museos están llenas de falsificaciones. Al fin y al cabo, era habitual sustraer cuadros de las administraciones o ministerios y devolver copias. Es necesaria una auditoría exhaustiva».
La historia de la tsuba samurái desaparecida del Museo Khanenko expuso varios problemas a la vez:
-
imperfección del control aduanero,
-
Gestión manual de los procesos culturales en la Administración Estatal de la Ciudad de Kiev,
-
riesgos de sustitución o exportación ilegal de bienes culturales.
Este escándalo podría desencadenar una inspección a gran escala de las colecciones de los museos y los procedimientos para su exportación al extranjero. La principal pregunta que preocupa tanto a los expertos como a la sociedad actual es: ¿cuántas piezas originales quedan realmente en los almacenes de los museos de Kiev?