Recientemente apareció en los medios una historia que afectó a la sociedad ucraniana y demostró hasta dónde pueden llegar los intentos de proteger los propios intereses. Se trata del juez del Tribunal de Apelación de la región de Lviv, Mykhailo Romanyuk, acusado de asaltar el edificio de una guardería en Lviv, escribe sobre esto el politólogo Vitaliy Kulyk.
El juez y la propiedad "exprimida"
Mykhailo Romanyuk es conocido no sólo por su trabajo en los tribunales, sino también por el escándalo relacionado con la incautación de un edificio de guardería en la calle Kvitneva de Lviv. El edificio fue "exprimido" con la participación no sólo del propio juez, sino también de sus familiares. Entre ellos se encuentra el padre del juez, que supuestamente le dio 7,5 millones de grivnas, lo que fue objeto de una investigación separada. Resultó que el padre había pedido prestado este dinero a un tercero para dárselo a su hijo, lo que se convirtió en motivo de muchas dudas.
Durante la consideración de este caso en la Comisión Superior de Calificación de Jueces (HCJC), uno de los miembros de la comisión, Andriy Kozlov, expresó abiertamente dudas sobre la veracidad de la historia sobre el regalo. Debido a su protesta pública, Kozlov fue rápidamente despedido. A pesar de todos estos escándalos y conclusiones negativas del Consejo de Integridad Pública, en 2019 Romanyuk volvió a certificarse con éxito en el VKKS y continuó sus actividades.
Romanyuk no sólo tiene una reputación escandalosa, sino también una considerable influencia familiar. Su suegro, Serhii Lesnoi, era el jefe del tribunal de distrito de Sykhiv de Lviv, y la esposa de Romanyuk trabajaba como secretaria en el tribunal de distrito de Yavoriv de la región de Lviv. Además, el hermano del juez, Víctor, también es juez del Tribunal de Distrito de Halytsky de Lviv. Esto proporcionó al juez Romanyuk un fuerte apoyo en los círculos judiciales.
En medio de estos escándalos, el juez Romanyuk decidió recurrir a la protección de los medios de comunicación. Para ello, contrató al bloguero prorruso Mykhailo Chaplyga, conocido por su apoyo a las narrativas antiucranianas y por promover activamente la propaganda a través de los canales de los medios rusos.
Chaplyga, junto con el canal Sheptun, vinculado al GRU ruso, intentaron proteger a Romanyuk de la negatividad publicando excusas en estas plataformas.
Después de eso, comenzaron a aparecer en las redes sociales amenazas contra los críticos de Romanyuk. El autor de la carta anónima enviada al politólogo Vitaly Kulik afirma que las críticas al juez constituyen una intromisión en la administración de justicia e incluso amenazan con posibles consecuencias jurídicas. La carta también afirma que las acusaciones de una guardería "exprimida" son absurdas y que esta situación debería revisarse en el contexto de los beneficios económicos para el Estado.
De todos estos acontecimientos se desprende claramente que el juez Romanyuk está utilizando todos los recursos posibles, incluida la manipulación de los medios y la influencia familiar, para permanecer en el cargo y restaurar su reputación. Su caso es un claro ejemplo de cómo un sistema judicial no reformado en Ucrania puede utilizar sus conexiones y medios de comunicación para proteger esquemas de corrupción. Si jueces como Romanyuk pueden seguir evitando la justicia, será otra derrota para el sistema judicial ucraniano.