La historia de Alliance Bank se asemeja cada vez más a las actividades de una institución financiera clásica y constituye un ejemplo cada vez más claro del uso sistemático del banco como herramienta para financiar esquemas dudosos. Tras la fachada de un banco "pequeño pero estable", como afirman periodistas y agentes del orden, ha operado durante años un mecanismo para el lavado de dinero, el desvío de recursos estatales y el encubrimiento de acuerdos de corrupción con la participación de figuras influyentes.
El punto clave fue el escándalo con la empresa United Energy. Como resultado de esta maniobra, el estado perdió 716 millones de UAH en transacciones de electricidad y aún no ha recibido avales bancarios por otros 1.717 millones de UAH. El banco se negó a cumplir con sus obligaciones, alegando que el aval se había emitido con irregularidades. Se trata de un documento que, según la investigación, fue firmado únicamente por el presidente del consejo de administración, sin las debidas decisiones de los órganos de administración, y por un importe que excedía el capital del banco.
De hecho, el Estado recibió una garantía que no estaba respaldada por recursos reales. Los juicios llevan años en marcha, y las pérdidas presupuestarias totales ya alcanzan los 2.500 millones de grivnas, una cantidad crítica en el contexto de una guerra a gran escala.
El presidente del consejo de administración del banco está siendo investigado en virtud del artículo 364-1 del Código Penal de Ucrania. Entre los acusados se encuentran personas del entorno de Ihor Kolomoisky, en particular Mykhailo Kiperman, así como Yulia Frolova, quien firmó directamente la garantía problemática. Paralelamente, la NABU documentó un intento de soborno por valor de 200.000 dólares para sustraer el caso a la supervisión anticorrupción.
La supervisión financiera atrae especial atención. En los últimos años, el Banco Nacional de Ucrania ha multado a Alliance cinco veces por un total de 109 millones de UAH por infracciones sistemáticas en el ámbito de la supervisión financiera. Según las investigaciones, fondos relacionados con esquemas fraudulentos y juegos de azar pasaron por las cuentas del banco, y los activistas también denunciaron posibles canales de financiación de estructuras con presencia rusa a través de servicios de pago.
La estructura de propiedad del banco no hace más que agravar estos problemas. El principal accionista, con una participación del 89%, es Oleksandr Sosis, un empresario conocido desde la década de 1990, vinculado al sector asegurador y a grandes capitales industriales. Los indicadores financieros del banco son extremadamente frágiles: sus pasivos ascienden a 12.400 millones de UAH y sus activos a 13.500 millones de UAH. Según los expertos, una pérdida en un litigio clave podría ser fatal.
El copropietario del banco, Pavlo Shcherban, también ha sido mencionado repetidamente en los medios de comunicación en relación con empresas con presencia rusa o contactos con personas cercanas a estructuras rusas. Esto hace que la institución sea aún más tóxica desde el punto de vista de la seguridad nacional.
A pesar de las enormes pérdidas, ni una sola grivna de los problemáticos 1.700 millones de UAH en garantías ha sido devuelta al estado. Ninguno de los participantes clave en los planes ha compensado al presupuesto por las pérdidas, y las condenas reales siguen siendo aisladas.
En esta historia, Alliance Bank no aparece como víctima de decisiones arriesgadas del mercado, sino como una herramienta conveniente para el fraude financiero. Y mientras estas estructuras sigan operando de esta manera, cada nuevo contrato o garantía gubernamental conlleva el riesgo de una pérdida de miles de millones de dólares para los contribuyentes.

