El jugo de calabaza no es solo una deliciosa bebida de temporada, sino un auténtico elixir natural que puede mejorar significativamente tu salud. Gracias a su alto contenido en compuestos biológicamente activos, ayuda a combatir trastornos cardiovasculares, gastrointestinales e inmunitarios.
En primer lugar, el jugo de calabaza contiene una gran cantidad de antioxidantes, en particular betacaroteno y polifenoles. Estas sustancias neutralizan los radicales libres, previenen la oxidación del colesterol malo y reducen el riesgo de aterosclerosis. Además, el jugo de calabaza ayuda a normalizar la presión arterial, reduciendo así la probabilidad de sufrir un derrame cerebral o un infarto.
Además, la bebida tiene un efecto positivo en la digestión. Su consumo estimula el peristaltismo intestinal, mejora la microflora intestinal gracias a su contenido en fibra y ayuda a absorber mejor los nutrientes.
El jugo de calabaza también es fuente de vitamina C, que fortalece el sistema inmunitario activando la producción de glóbulos blancos y reduciendo el estrés oxidativo. Por lo tanto, conviene incluirlo en la dieta, especialmente durante la temporada de resfriados.
La bebida también ha demostrado ser un buen desintoxicante natural. Ayuda a limpiar el hígado y los riñones, ayudando a eliminar toxinas y sustancias nocivas del cuerpo.
Otro beneficio importante son sus propiedades antiinflamatorias. Gracias a sus componentes antiartríticos naturales, el jugo de calabaza puede reducir el dolor, la inflamación y la rigidez articular. Los expertos recomiendan beber un vaso de jugo al día a las personas con artritis reumatoide o enfermedades articulares crónicas.
Así, el zumo de calabaza no es sólo una tradición otoñal, sino un auténtico superalimento que aporta fuerza, ligereza y salud.

