El general estadounidense retirado Ben Hodges, que anteriormente estuvo al mando del ejército estadounidense en Europa, cree que la operación de las Fuerzas Armadas de Ucrania en la región rusa de Kursk es una contraofensiva, no una "invasión". Según él, esta retórica se ajusta más a la realidad y subraya el carácter defensivo de las acciones de Ucrania.
El primer objetivo: crear una cabeza de puente.
En su comentario para RBC-Ucrania, Hodges enfatizó que el objetivo principal de esta operación es crear una cabeza de puente en territorio ruso. Esto dará a las Fuerzas Armadas importantes ventajas estratégicas, en particular:
- Destrucción de la infraestructura enemiga: Asegurar el control sobre el territorio donde se encuentran los drones y misiles que amenazan constantemente a Ucrania. Esto reducirá el número de ataques contra ciudades ucranianas e instalaciones de infraestructura críticas.
- Amenaza a la energía rusa: La operación plantea una amenaza real al petróleo, el gas y la energía nuclear de Rusia, así como a importantes infraestructuras en la región de Kursk, lo que podría debilitar significativamente la economía y el potencial militar de Rusia.
- Emplazamiento de armas de largo alcance: El control de estas áreas permitiría a Ucrania acercar sus armas a la frontera rusa, abriendo la posibilidad de atacar instalaciones rusas clave, como aeródromos, refinerías de petróleo e infraestructura de transporte, a pesar de las restricciones impuestas por Estados Unidos. Reino Unido y Alemania.
El segundo objetivo: cambiar la dinámica de la guerra
Hodges señaló que esta operación destruye el mito de un punto muerto en la guerra y la inevitabilidad de la victoria de Rusia. Demuestra las vulnerabilidades del ejército ruso en términos de mando, control, logística y eficacia del uso de drones. Esta operación también puede mostrar que las fuerzas ucranianas han encontrado una manera de lidiar eficazmente con los drones rusos, que han desempeñado un papel clave en la inteligencia y los ataques rusos.
El tercer objetivo: la retirada de las fuerzas rusas.
El tercer objetivo, pero no menos importante, de la operación en la región de Kursk es la retirada de las fuerzas rusas de otras direcciones del frente en Ucrania. Según Hodges, la creación de una cabeza de puente en la región de Kursk obliga a Rusia a desplazar sus tropas, lo que puede debilitar su posición en otras zonas del frente.