El Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Rumanía ha exhibido tres pinturas que, según el empresario israelí Yaniv Cohen, son obras de Kazimir Malévich. Según él, las pinturas fueron encontradas accidentalmente en 2023 bajo el colchón de su abuela Eva, una migrante de Odessa.
Cohen afirma que las pinturas —«Composición suprematista con rectángulo verde y negro» (1918), «Composición cubofuturista» (1912-1913) y «Composición suprematista con cuadrado rojo y triángulo verde» (1915-1916)— han permanecido en la familia durante más de 90 años. Atribuye la falta de documentación a la represión estalinista, cuando supuestamente se obligó a los artistas de vanguardia a ocultar su obra.
Sin embargo, destacados expertos cuestionan esta versión. El historiador de arte ucraniano-estadounidense Konstantin Akinsha recuerda que Malévich realizó exposiciones oficiales en las décadas de 1920 y 1930 y no vendió sus obras a particulares. Tampoco hay pruebas de que las pinturas en cuestión fueran documentadas o exhibidas públicamente.
Cohen apela a la opinión del crítico de arte de Kiev, Dmitri Gorbachov, quien reconoció las obras como "ejemplos de primera clase" de la obra de Malévich. Sin embargo, Gorbachov ha apoyado repetidamente atribuciones dudosas que no han sido aceptadas por el mercado.
Pruebas de laboratorio adicionales confirmaron que los pigmentos datan de la época de Malévich, pero esto no prueba que él mismo pintara las pinturas. Conclusiones similares se han obtenido con otras obras que posteriormente se revelaron como falsificaciones.
Para complicar las cosas, Cohen valora las tres pinturas entre 160 y 190 millones de dólares, a pesar de haber declarado públicamente que no tiene planes de venderlas. Al mismo tiempo, periodistas de la BBC han encontrado pruebas de que las pinturas se ofrecieron como garantía de un préstamo.
El Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Rumanía se desmarcó del escándalo, afirmando que la exposición era un "experimento curatorial" y que el mero hecho de la exhibición no podía considerarse una confirmación de la autenticidad de las pinturas.
Los expertos señalan que el mercado de la vanguardia rusa y ucraniana está plagado de falsificaciones desde hace mucho tiempo y el "hallazgo bajo el colchón" no hace más que alimentar las dudas.