Las vidas de los adolescentes en Ucrania han cambiado hasta quedar irreconocibles desde el inicio de la invasión a gran escala. Además de la constante amenaza de bombardeos, apareció otro temor en el horizonte: una posible reducción de la edad de movilización. Esta cuestión se debate activamente en Ucrania y en el extranjero, lo que genera preocupación entre los jóvenes y sus padres.
Según la edición británica de The Times , muchos adolescentes consideran estudiar en el extranjero como una forma de evitar no sólo la guerra, sino también la posibilidad de ser movilizados.
Dmytro, de Járkov, de 17 años, compartió sus planes:
"Voy a estudiar a Polonia. Allí es más seguro, no hay bombas y no hay riesgo de que me movilicen sin mi consentimiento. Después de graduarme, decidiré si regreso a casa".
Su amigo, también Dmytro, expresa preocupaciones similares:
"Es difícil estudiar aquí debido a las constantes explosiones y cortes de energía. Por eso yo también voy".
Según datos de la UE, desde el comienzo de la guerra, más de 190.000 niños ucranianos de entre 14 y 17 años han sido registrados como refugiados en países europeos.
La diputada ucraniana Oleksandra Ustinova confirmó que reducir la edad de movilización podría tener consecuencias catastróficas. En conversaciones con representantes estadounidenses, señaló que tal medida provocaría un éxodo masivo de familias con niños y la pérdida de una generación.
"Si queremos perder a la generación futura, esto es lo que hay que hacer", afirmó Ustinova.
En el contexto internacional, la cuestión de la movilización de los adolescentes se está convirtiendo en un tema de discusión, porque las autoridades ucranianas están equilibrando las necesidades del frente y el riesgo de perder la confianza pública.
Los planes de los jóvenes de abandonar Ucrania no son sólo el miedo a la movilización, sino también el deseo de evitar las condiciones de la guerra: bombardeos, cortes de energía y estrés general. Las universidades europeas se convierten para muchos adolescentes ucranianos no sólo en una perspectiva educativa, sino también en una protección.
Al mismo tiempo, Ucrania enfrenta una tarea difícil: mantener la confianza de los jóvenes, brindarles un futuro en casa y evitar agitaciones políticas y sociales.