Las investigaciones de los últimos años han demostrado que las infecciones que a primera vista pueden parecer inofensivas pueden en realidad tener graves consecuencias para la salud del cerebro. Las infecciones comunes, como la gripe o incluso un simple resfriado, pueden provocar un deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de demencia en la vejez, afirman los científicos.
Un estudio reciente realizado por científicos sugiere un posible vínculo a largo plazo entre infecciones comunes, como la gripe, y un mayor riesgo de desarrollar demencia en el futuro. Estos datos indican que millones de personas que alguna vez han padecido enfermedades comunes pueden estar en riesgo de desarrollar enfermedades como la demencia, escribe InsideHook.
En un estudio publicado en la revista Nature Aging, los científicos analizaron una variedad de infecciones, incluidas la gripe, infecciones respiratorias y de la piel, y descubrieron que tales enfermedades pueden conducir a un mayor riesgo de desarrollar demencia décadas después. Los autores atribuyeron este mayor riesgo al hecho de que las infecciones pueden causar respuestas inflamatorias agudas o alterar el sistema inmunológico del huésped, lo que eventualmente puede afectar el cerebro y el sistema nervioso.
El estudio analizó 15 tipos diferentes de infecciones y encontró que seis de ellas estaban asociadas con la pérdida de volumen cerebral, un indicador importante en el desarrollo del deterioro cognitivo y la demencia. Este vínculo entre las infecciones y la salud del cerebro sugiere los efectos a largo plazo que enfermedades como la gripe pueden tener en la función neurológica, incluso años después de la recuperación. Keenan Walker, uno de los autores del estudio del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, destacó que la conexión entre las infecciones y el riesgo de demencia no está relacionada con ningún tipo específico de infección. Destacó la importancia de las medidas preventivas, como la vacunación, y la atención inmediata después de la infección para mitigar potencialmente estos efectos a largo plazo.
Hallazgos de investigaciones adicionales respaldan la idea de que una amplia gama de factores distintos de las infecciones afectan el riesgo de demencia. Un informe publicado en la revista The Lancet identificó 14 factores que contribuyen al 45% de los casos de demencia en todo el mundo. Entre estos factores se encuentran el nivel de educación, la pérdida de audición y visión, la actividad física insuficiente, así como factores del estilo de vida como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. Este informe destaca que la prevención de la demencia puede requerir un enfoque holístico que incluya tanto cambios en el estilo de vida como intervenciones médicas.
Un número creciente de estudios que relacionan las infecciones con el deterioro cognitivo muestran la verdadera dificultad de prevenir la demencia. Aunque infecciones como la influenza parecen representar un riesgo a largo plazo, factores más amplios de estilo de vida y salud desempeñan un papel importante en la determinación del riesgo general, lo que sugiere que la gestión proactiva de la salud a lo largo de la vida es fundamental para evitar el desarrollo de enfermedades.