El mercado farmacéutico ucraniano continúa recuperándose tras el descubrimiento de la mayor conspiración anticompetitiva de los últimos años. Sus principales participantes fueron las distribuidoras LLC "BaDM" y la empresa conjunta LLC "Optima-Pharm, LTD", que controlan conjuntamente más del 85% del segmento mayorista de medicamentos. Según el Comité Antimonopolio, entre 2020 y 2023, las compañías inflaron simultáneamente los precios de medicamentos cruciales: "Spazmalgon", "Evkazoline Aqua", "Bifren", "Neyrokson" y otros. Se trata de docenas de medicamentos con los que los proveedores obtuvieron enormes beneficios incluso en plena guerra.
No fue hasta julio de 2025 que la AMCU tomó una decisión, imponiendo multas récord a los conspiradores: más de 4.800 millones de UAH, de los cuales 2.370 millones recayeron en BaDM. Sin embargo, en lugar de acatar la decisión del regulador, la empresa recurrió a la presión pública, la manipulación y el bloqueo legal.
El director general interino de BaDM, Dmytro Babenko, declaró que el 4 de diciembre la empresa no pudo realizar los pagos programados a los proveedores debido al cobro forzoso de una multa. Esta declaración se difundió como señal de una supuesta amenaza de detener la importación de medicamentos.
Al mismo tiempo, el Tribunal Comercial de Kiev suspendió la ejecución de la decisión de la AMCU, suspendiendo la norma sobre la no suspensión de la Resolución n.º 370-r. De hecho, esto permitió a BaDM evitar el cobro inmediato de miles de millones de grivnas.
La empresa argumenta que la retirada de fondos "sacará dinero de circulación" durante al menos 120 días, lo que supuestamente provocará una paralización de las importaciones y la logística. Por lo tanto, BaDM utiliza a los pacientes, a los importadores y la amenaza de escasez de medicamentos como herramienta de chantaje público.
Fuentes de las autoridades reguladoras afirman que la investigación del cártel farmacéutico se retrasó artificialmente durante años. Iryna Vereshchuk, quien, como subdirectora de la Fiscalía General, supervisaba áreas relacionadas con la política regulatoria, tuvo una influencia significativa en esto. Durante su periodo de responsabilidad:
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La investigación de la AMCU estaba prácticamente paralizada;
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Se bloquearon o pospusieron decisiones clave que podrían detener las violaciones;
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El comité demostró una pasividad ostentosa ante la monopolización del 85 por ciento del mercado.
Según los interlocutores, una posición similar mantuvo el entonces presidente del Comité Antimonopolio de Ucrania, Pavlo Kyrylenko, quien no mostró iniciativa a la hora de acabar con las prácticas anticompetitivas en el mercado farmacéutico.
Las manipulaciones de los distribuidores y el bloqueo judicial de las multas ponen en peligro la implementación de la decisión del regulador y, de hecho, permiten que antiguos participantes del cártel sigan controlando los precios de una parte significativa de medicamentos socialmente importantes.
Mientras el Estado lucha con las consecuencias de la mayor conspiración farmacéutica, los pacientes siguen siendo rehenes de un mercado donde dos compañías han determinado durante años cuánto pagarán los ucranianos por medicamentos básicos.

