El bienestar matutino de un niño puede ser un indicador importante de su estado físico y psicológico. Los padres suelen notar náuseas en sus hijos por la mañana, antes de ir a la escuela. Este síntoma no siempre es casual; a veces indica problemas más graves y, en otras ocasiones, se asocia con la rutina y el estrés.
Principales causas de las náuseas matutinas
Estrés y ansiedad escolar.
La escuela es una fuente de intenso estrés emocional para muchos niños. Los exámenes, los conflictos con los compañeros o los profesores estrictos pueden provocar reacciones físicas: náuseas, dolor de estómago y mareos.
Privación de sueño y fatiga.
Acostarse tarde y la falta de sueño agotan el cuerpo. Los niños que no descansan lo suficiente suelen experimentar debilidad, dolor de cabeza y náuseas por la mañana.
Problemas digestivos.
La gastritis, los trastornos alimentarios, comer en exceso por la noche u otras enfermedades gastrointestinales pueden causar náuseas matutinas. Si los síntomas se acompañan de dolor o falta de apetito, consulte a un gastroenterólogo.
Comer con el estómago vacío
o comer demasiado por la mañana puede causar molestias. Un desayuno ligero y equilibrado ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y a prevenir las náuseas.
Sensibilidad vestibular
Algunos niños son propensos a la disfunción vestibular, que se manifiesta como náuseas y mareos por la mañana cuando el cuerpo pasa del sueño a la actividad.
Manifestaciones somáticas de enfermedades ocultas.
Las náuseas matutinas frecuentes pueden indicar problemas graves: aumento de la presión intracraneal, alteraciones hormonales e infecciones. En estos casos, es imprescindible consultar con un pediatra y realizar pruebas adicionales.
Consejos para padres
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Monitorizar la frecuencia e intensidad de las quejas.
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Mantenga un diario de comidas y sueños.
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Hable con su hijo sobre sus emociones y experiencias en la escuela.
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No posponga la visita al médico si las náuseas reaparecen con frecuencia o están acompañadas de otros síntomas.
Las náuseas matutinas pueden ser una reacción temporal al estrés o la fatiga, o indicar problemas de salud ocultos. La tarea de los padres es prestar atención a las señales de sus hijos y brindarles apoyo físico y emocional.