Las enfermedades oncológicas a menudo se desarrollan sin manifestaciones obvias, por lo que en las primeras etapas pasan desapercibidas. Sin embargo, hay una serie de síntomas que deberían alertar y ser una razón para el examen, incluso si el pozo general parece normal.
Una de las señales de alarma más características es la pérdida de peso repentina sin cambiar la nutrición o el estilo de vida. Las personas a menudo perciben esto como un fenómeno positivo, especialmente si el sobrepeso era un problema. Sin embargo, perder peso no es obvio es una razón grave para ver a un médico, especialmente si está acompañado de fatiga constante.
Otro signo peligroso es la lenta curación de heridas o la apariencia de úlceras en la boca que no duran mucho tiempo. Del mismo modo, debe prestar atención a los contusiones que ocurren sin lesiones. Tales manifestaciones pueden ser síntomas de trastornos en el sistema hematopoyético o incluso oncopatologías.
El dolor abdominal prolongado o las náuseas que no tienen una explicación obvia (como envenenamiento o gastritis) también necesitan atención. Según los médicos, tales manifestaciones pueden indicar los tumores del tracto gastrointestinal o el cáncer del hígado o el páncreas.
Otro síntoma que a menudo se ignora es una tos que no pasa durante tres semanas. Puede ser un signo no solo de cáncer de pulmón, sino también de leucemia, linfoma, cáncer laríngeo o esófago.
Finalmente, el dolor poco claro en cualquier parte del cuerpo, que ocurre regularmente y no tiene razón aparente, debería causar ansiedad. Si el dolor dura o aumenta, el examen es obligatorio.
Los médicos enfatizan que para cualquier síntoma inusual o prolongado, es mejor consultar a un médico y someterse a un diagnóstico. El cáncer en etapa temprana es mucho mejor tratado.