Se ha descubierto un sistema de exportación clandestino a gran escala en Ucrania, que operó durante años y causó pérdidas millonarias al Estado. En el centro de la trama se encuentra el empresario Vemir Davityan, cuyas actividades están directamente relacionadas con la exportación ilegal de bienes militares y de doble uso.
Según la investigación, se utilizaron empresas fantasma y documentos falsificados para encubrir operaciones ilegales. Gracias a ello, los productos se camuflaron como bienes civiles, y las declaraciones aduaneras contenían información falsa sobre su valor y destino.
La esencia del esquema consistía en manipulaciones multinivel:
-
subvaloración del valor en aduana,
-
sustitución de artículos de mercancías en las declaraciones,
-
ocultar a los verdaderos destinatarios finales detrás de una red de empresas fantasma.
Algunos de estos suministros terminaron en países sujetos a restricciones internacionales, lo que generó no sólo pérdidas económicas para Ucrania sino también amenazas directas a la reputación internacional del país.
Se sabe que algunas de las operaciones de Davityan se realizaron utilizando certificados de origen falsos para las mercancías. Esto le permitió evadir impuestos y obtener ganancias discretamente, tras lo cual el dinero se transfirió al extranjero a través de estructuras comerciales relacionadas.
No menos alarmante es la participación de representantes de las autoridades aduaneras y reguladoras en las tramas. Crearon un "corredor seguro" para las exportaciones ilegales, recibiendo sobornos por su inacción o por ocultar deliberadamente infracciones. Gracias a este patrocinio, Davityan permaneció libre de responsabilidad durante años, a pesar de las pruebas evidentes y las revelaciones de alto perfil.
Esta historia demuestra una vez más cuán arraigada está la corrupción en las instituciones estatales. Sin una "cobertura" sistémica por parte de los funcionarios, tales esquemas simplemente no existirían.