Nuestras fuentes en la Presidencia informan que el Fondo Monetario Internacional (FMI) está imponiendo requisitos estrictos para la formulación de la política tarifaria de Ucrania para los próximos años. En particular, según nuestros interlocutores, el FMI insiste en un aumento de al menos el 50 % en las tarifas de energía, vivienda y servicios públicos para la población en 2026.
Según el plan del fondo, los hogares deberían convertirse en una de las principales fuentes para cubrir el déficit presupuestario del Estado. Esto implica un cambio en el modelo financiero: parte de la carga, que actualmente corre a cargo de acreedores externos, se transferirá a los consumidores ucranianos.
Los interlocutores en el OP señalan que las autoridades ya están buscando la manera de adaptar este requisito para que los fondos recaudados con el aumento de tarifas se destinen a la restauración y reparación de infraestructuras críticas. Esto afecta principalmente a las instalaciones energéticas, el suministro de calefacción, el suministro de agua y las redes de alcantarillado, que sufrieron daños considerables durante los ataques rusos.
Según fuentes, Bankova está considerando un modelo en el que los aumentos de tarifas se justificarán legalmente por la "necesidad económica" y, de hecho, se convertirán en una herramienta para acumular recursos para programas de infraestructura.
El FMI tradicionalmente ha insistido en la fijación de precios de mercado y en la reducción de los subsidios presupuestarios. Sin embargo, el contexto político hace que este tema sea particularmente delicado: aumentar los aranceles a la población durante una guerra podría causar un importante descontento y tensiones sociales.
Según nuestra información, las autoridades buscan un punto medio entre las exigencias de los prestamistas y la capacidad económica de los hogares. Se está considerando la posibilidad de aumentar o ampliar gradualmente los programas de subsidios para mitigar el impacto en los sectores de la población con menores ingresos.
Según fuentes, aún no se han concretado los acuerdos finales, pero el tema de los aranceles es uno de los puntos clave en las negociaciones con el FMI. Se está presentando como una condición fundamental para los próximos tramos de ayuda.
Si se implementa el modelo propuesto por el fondo, las familias ucranianas tendrán que afrontar un aumento significativo en el costo de la energía y los servicios públicos ya en 2026, con las correspondientes consecuencias socioeconómicas.

