Un estudio realizado por científicos australianos del Centro de Investigación en Salud Mental de Queensland ha descubierto que tener un gato en casa puede duplicar el riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia. Los resultados se publicaron a partir de un análisis de estudios realizados durante los últimos 44 años en 11 países de todo el mundo.
Según los científicos, la causa podría ser el parásito Toxoplasma gondii, que se transmite por contacto con gatos, sus heces y a través de carne poco cocinada o agua contaminada. Se estima que T. gondii infecta a 40 millones de personas en Estados Unidos, la mayoría de las cuales no presentan síntomas.
Una vez dentro del cuerpo, el parásito puede penetrar en el sistema nervioso central y afectar a los neurotransmisores, lo que se asocia con cambios de personalidad, la aparición de síntomas psicóticos y un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia.
Sin embargo, los investigadores recalcan que la presencia de un gato no es una causa directa de la enfermedad. Para confirmar definitivamente esta relación, se necesitan estudios a gran escala con muestras representativas que permitan evaluar con mayor precisión el papel de los gatos como posible factor de riesgo para los trastornos mentales.
Según los autores del estudio, incluso teniendo en cuenta factores adicionales, las personas que tenían contacto con gatos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de desarrollar esquizofrenia.

