Los asteroides que cruzan la órbita terrestre se reconocen desde hace tiempo como una de las amenazas espaciales más peligrosas. La mayoría se rastrean mediante telescopios, incluido el Observatorio Vera Rubin de última generación. Sin embargo, un nuevo estudio ha revelado que existe una clase de objetos que permanecen prácticamente "invisibles" para nuestros instrumentos.
Estos son asteroides que se mueven en resonancia con Venus: orbitan alrededor del Sol al mismo tiempo que el planeta. Estos cuerpos están mucho más cerca del Sol que el cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter, pero debido a las peculiaridades de la iluminación, son casi imposibles de ver desde la Tierra.
El coautor del estudio, el profesor Valerio Carruba, de la Universidad del Estado de São Paulo, explicó que las órbitas de estos objetos son muy inestables. Aunque comparten trayectoria con Venus, esta suele llevarlos mucho más allá de la órbita del planeta, adentrándose en la zona de Mercurio o incluso en la de la Tierra. Actualmente, solo se conocen 20 asteroides de este tipo, el más famoso de los cuales es Zoozve, con un diámetro de hasta 500 metros.
El estudio muestra que aproximadamente una vez cada 12.000 años, las órbitas de estos asteroides cambian drásticamente de forma, momento en el que pueden cruzar la órbita terrestre o acercarse a una distancia cinco veces menor que la de la Luna. Aunque la mayoría son pequeños, entre los objetos "invisibles" puede haber gigantes con un diámetro de entre 200 y 500 metros, cuyo impacto en una región densamente poblada podría causar una catástrofe de escala global.
Los asteroides no son transparentes ni desaparecen, simplemente casi nunca alcanzan la zona de iluminación total. Al igual que Venus o Mercurio, se observan constantemente solo en fases: semiiluminados o con una fina media luna, lo que los hace prácticamente invisibles incluso para los telescopios terrestres más potentes.
Según Karruba y sus colegas, incluso Vera Rubin solo puede observarlos durante breves intervalos de tiempo en cada órbita. Para rastrear eficazmente estos objetos, los científicos creen que se necesita un telescopio espacial más cercano al Sol, como en el punto L2 de Venus. Solo entonces se podrá evaluar la verdadera magnitud del peligro.