Después de los 40, el cuerpo masculino experimenta cambios importantes, y la nutrición juega un papel clave en estos cambios. Nutricionistas estadounidenses, basándose en muchos años de investigación, han identificado cinco alimentos principales que pueden afectar negativamente el equilibrio hormonal, el metabolismo y la salud masculina en la edad adulta.
La doctora Caroline Thomason, experta en medicina preventiva, destaca que una nutrición inadecuada después de los 40 no sólo contribuye al aumento de peso, sino que también puede reducir significativamente los niveles de testosterona, la principal hormona para la salud masculina.
Al mismo tiempo, los científicos desmienten el mito de que el metabolismo se ralentiza drásticamente después de los 40. Los estudios muestran que los cambios serios en el metabolismo generalmente comienzan solo después de los 60 años. Los problemas de peso en los 40 y 50 años son en gran medida una consecuencia de los hábitos alimenticios.
Los cinco principales "enemigos" de la salud masculina después de los 40
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Alitas de pollo: 550 calorías en seis piezas, además las salsas y la piel grasa desencadenan procesos inflamatorios, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas.
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Las salsas cremosas (mayonesa, Ranch, Alfredo) son una fuente de grasas saturadas, que aumentan el colesterol "malo" en un 15-20% en seis meses.
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La pizza es una combinación simple de grasas y carbohidratos rápidos que “engaña” al cerebro para que coma más.
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Las carnes grasas (costillas, panceta de cerdo) sobrecargan el cuerpo con grasas saturadas, perjudicando la absorción de nutrientes.
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Los postres dulces –helados y pasteles– no sólo son ricos en calorías, sino que también son adictivos y sobrecargan el páncreas.
Alternativas útiles
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aceite de oliva y vinagre balsámico en lugar de salsas grasas,
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bases de cereales integrales con verduras y queso en lugar de pizza,
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solomillo de pollo, pavo o res en lugar de cortes grasos,
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Yogur griego con frutos rojos en lugar de helado.
Los nutricionistas aconsejan llevar un diario de comidas durante al menos una semana, reducir gradualmente las porciones “dañinas”, aumentar las proteínas en la dieta y controlar regularmente los niveles de testosterona y colesterol.