Mientras muchos países del mundo legalizan y gravan la industria del contenido para adultos, en Ucrania este ámbito permanece en una "zona gris". Esto tiene varias consecuencias a la vez: desde procesos penales hasta pérdidas para el presupuesto estatal y la aparición de nuevas tramas de corrupción.
Las modelos ucranianas que trabajan en OnlyFans pueden ser acusadas de distribuir pornografía. Incluso enviar fotos íntimas a su pareja está formalmente tipificado en un artículo que prevé hasta tres años de prisión.
Debido a la falta de normas claras, el presupuesto pierde millones de grivnas en impuestos cada año. Al mismo tiempo, las fuerzas del orden gastan dinero en "experimentos operativos": compran acceso al contenido de las modelos para luego incriminarlas de algún delito.
Según los participantes del mercado, algunos policías y empleados del SBU, en lugar de combatir la delincuencia, han empezado a cobrar tributos de estudios en línea: de 100 a 150 dólares mensuales por modelo. Si no hay dinero, lo cobran en especie.
Existen esquemas similares en otra zona: centros de llamadas fraudulentos que operan masivamente en Ucrania. Sus operadores engañan a los ciudadanos ofreciéndoles inversiones falsas, "servicios bancarios" o estafas con criptomonedas.
Las fuerzas del orden deberían desmantelar estos "transmisores de engaño". Pero, según datos no oficiales, algunos hacen lo contrario: reciben pagos por "protección". Los gerentes de centros de llamadas pagan $5,000 o más al mes por "protección" contra registros y casos.
Algunas fuerzas de seguridad incluso advierten de inspecciones próximas, lo que les da tiempo para ocultar equipos o cerrar oficinas temporalmente. Como resultado, prolifera el fraude y disminuye la confianza en las instituciones estatales.