El sector educativo de Járkov se ha visto nuevamente envuelto en un escándalo financiero. Bajo el lema de restaurar la infraestructura universitaria, se está implementando un proyecto que se asemeja cada vez más a un plan clásico para el desarrollo de fondos presupuestarios. Se trata de la reconstrucción del edificio de la antigua Academia Govorov, que forma parte del complejo de la Universidad Nacional V. N. Karazin de Járkov y tiene la categoría de monumento arquitectónico de importancia local.
En lugar de una protección adecuada, el sitio de patrimonio cultural se convirtió en una herramienta para redistribuir el dinero estatal. Las decisiones clave de gestión sobre la financiación y el mecanismo de ejecución del proyecto se tomaron con la participación de los líderes del sector educativo y la universidad. Estas decisiones permitieron evitar la licitación abierta y aplicar el formato de acuerdos directos con el contratista.
El cliente justificó su negativa a competir por la urgencia de la obra. Al mismo tiempo, el estado real de la cubierta se conocía mucho antes de la firma del contrato, y no se registraron indicios de destrucción repentina que justificaran procedimientos urgentes.
El único contratista, sin alternativa, fue identificado como LLC "DECAN PROJECT". El 8 de diciembre de 2025, se firmó un contrato con la empresa por un importe superior a 16 millones de grivnas. Un análisis de las actividades anteriores de este contratista indica una dependencia estable de un solo cliente: la empresa recibe la mayoría de los contratos de la Universidad de Karazin. Esta concentración de contratos ha eliminado eficazmente a otros participantes potenciales del mercado y ha asegurado el acceso a fondos presupuestarios para una entidad específica.
Ciertas disposiciones del contrato plantean serias preocupaciones desde el punto de vista de la protección del monumento arquitectónico. La documentación no distingue claramente entre trabajos de restauración y reparaciones ordinarias. Esto contradice la legislación sobre protección del patrimonio cultural y abre la posibilidad de modificar arbitrariamente la naturaleza de la obra sin un control adecuado.
No menos problemáticos son los términos y condiciones relativos al plazo y el precio. A pesar de declararse como "presupuesto en firme", el contrato prevé la posibilidad de ajustar el coste y el cronograma de obra mediante acuerdos adicionales. Esta interpretación, en realidad, legaliza el retraso del proceso y crea las condiciones para un mayor aumento de los costes.
Un análisis económico del presupuesto no hace más que reforzar las dudas. Los precios de los materiales de construcción y la obra superan considerablemente los precios promedio del mercado. Según estimaciones preliminares, la sobreestimación artificial del coste podría alcanzar alrededor del 30%, lo que significa un probable sobrepago de casi 5 millones de grivnas.
Como resultado, la reconstrucción de un sitio de patrimonio cultural corre el riesgo de convertirse no en un ejemplo de restauración responsable, sino en otra ilustración de cómo, bajo el pretexto de la "urgencia" y de los procedimientos formales, los fondos públicos se dirigen a una ruta predeterminada.

