Debido a las operaciones militares en curso y los constantes ataques a la infraestructura energética de Ucrania, alrededor del 80% de las instalaciones energéticas del país han resultado dañadas o destruidas. Esta situación plantea una de las mayores amenazas para el Estado: las heladas invernales, que pueden ser fatales para muchos ucranianos.
El Sunday Times escribe sobre ello.
Con temperaturas bajo cero, Ucrania corre el riesgo de sufrir heladas invernales mortales. Cada día, cientos de miles de personas pasarán hasta seis horas en la oscuridad sin calefacción ni agua, señala la publicación y cita las palabras del ex director de la agencia de recuperación, Mustafa Nayem, quien acusa al gobierno de retrasar deliberadamente la implementación. del proyecto de protección energética.
Según Nayem, el gobierno bloqueó la asignación de dinero para el proyecto debido a intereses personales creados. Su equipo sospecha que el proyecto se retrasó porque la oficina del primer ministro no pagó sobornos a los funcionarios "que tienen la bolsa en la mano", además, el gobierno ucraniano no pagó a los contratistas y estos dejaron de trabajar.
Serhiy Sukhomlin, que reemplazó a Nayem, dijo que los contratistas esperaban "demasiados beneficios" y que su departamento ahora está revisando los contratos con ellos. Algunas defensas están siendo "rediseñadas" para reducir costos, afirmó.
Los contratistas, por su parte, dijeron que estaban intentando continuar construyendo los búnkeres, pero sin financiación gubernamental se vieron obligados a pedir préstamos para financiar la cantidad mínima de trabajo para continuar la construcción, y que las estructuras aún estaban lejos de estar terminadas.
Actualmente, para evitar el colapso de su sistema energético, Ucrania depende de defensas de "nivel uno y dos" de gaviones suministrados por los británicos: celdas de malla primitivas llenas de piedra triturada, grandes arcos protectores de hormigón y una serie de modernos sistemas de defensa aérea proporcionados por socios occidentales.