En el pueblo de Post-Pokrovske, que forma parte del consejo de la aldea de Chernobayiv, planean construir más de 200 casas nuevas para las víctimas de la guerra. A primera vista, es una noticia alentadora para la región que ha sufrido una destrucción a gran escala. Pero según las licitaciones ganadas en el sistema "Prozorro", surgen varias preguntas que te hacen dudar: ¿es realmente una reconstrucción, no el esquema de "desarrollo" de fondos presupuestarios?
En total, el estado pagará a UAH 905.68 millones en cuatro contratos. Las empresas que tradicionalmente no están relacionadas con la construcción de viviendas: "European Road Construction Company", "RostdorStroy", "Construcción de energía y carretera" y "Motoragistral-South". Todos son bien conocidos en el mercado de trabajo en carretera, no en el campo de la construcción de instalaciones residenciales.
Paradójicamente, las licitaciones tuvieron lugar sin mucha competencia. En la mayoría de los casos, las propuestas provenían solo de empresas que recibieron contratos. Solo hubo un participante en la licitación. Tal "apertura" durante la guerra parece al menos sospechosa.
Entre los requisitos para los contratistas se encuentran la construcción de edificios residenciales con un ciclo completo de trabajo: desmantelamiento de estructuras antiguas, aislamiento de fachadas, comunicaciones, paisajismo. Todo debe estar listo para fines de 2025. Sin embargo, la pregunta es si las empresas son capaces de realizar tareas técnicas tan complejas de manera oportuna y oportuna sin una experiencia adecuada.
Otro detalle alarmante son los altos precios para los materiales. Por ejemplo, la armadura, que se incluye en la estimación, es más costosa que el mercado. Esto crea el suelo para suposiciones sobre la posible sobreestimación del costo del proyecto para apropiarse de los fondos.
El proyecto en el post-Pokrovsky es un símbolo de recuperación extremadamente importante para los residentes de la región Deocal Kherson. Pero corre el riesgo de convertirse en otra historia sobre cómo, bajo la apariencia de ayuda humanitaria, dominan a las compañías estatales de dinero que son más capaces de invertir asfalto que ladrillos.