Los guardias fronterizos ucranianos detuvieron a una mujer que organizó un esquema criminal para el reclutamiento de mujeres para la explotación sexual forzada en la República Checa bajo la apariencia de trabajo en clubes nocturnos. El malhechor prometió a las víctimas de un trabajo de alto pago, garantizando ganancias a 100 euros por hora, pero de hecho, su propósito era obligar a las mujeres a proporcionar servicios sexuales.
Según el servicio estatal de la Guardia Fronteriza de Ucrania, el criminal utilizó la difícil situación económica de sus víctimas, ofreciéndoles condiciones de trabajo favorables en la República Checa. Sin embargo, resultó que esta propuesta ocultó un objetivo real: la explotación sexual de las mujeres.
Durante la inspección en la frontera, se detuvo un autobús, que se planeó ser enviado al extranjero para participar en este negocio criminal. En este punto, el reclutador ya ha recibido un informe de sospecha de cometer un delito penal.
Gracias al trabajo de los guardias fronterizos, fue posible evitar la mayor explotación de las mujeres y detener la red penal que operaba internacionalmente.