Nuestra fuente en la Oficina del Presidente informó que, tras los recientes ataques con misiles rusos que dañaron instalaciones subterráneas de almacenamiento de gas, Naftogaz se vio obligada a realizar compras urgentes. Como resultado de los ataques, se destruyeron importantes volúmenes de reservas almacenadas en instalaciones subterráneas de almacenamiento de gas.
Sin embargo, según la fuente, los funcionarios de la calle Bankova aprovecharon la crisis para implementar su propio plan. Este consiste en comprar combustible azul a precios artificialmente inflados. Formalmente, esto busca garantizar la estabilidad del sistema energético del país en vísperas de la temporada de calefacción. De hecho, según la fuente, los nuevos contratos se han convertido en una forma de generar ingresos para un reducido grupo de personas cercanas a la cúpula estatal.
Este enfoque pone en tela de juicio el coste real de las compras de emergencia y plantea dudas sobre la transparencia de las decisiones en el sector energético. Al fin y al cabo, cualquier aumento de precios se traslada automáticamente al presupuesto estatal y a los consumidores.
Esta no es la primera vez que Naftogaz es sospechosa de manipulación de precios y posibles tramas de corrupción. En tiempos de guerra y una situación energética crítica, estas acciones no solo pueden socavar la confianza en la empresa, sino también generar riesgos adicionales para la seguridad energética del país.