La operación de las tropas ucranianas en la región de Kursk, que fue una verdadera sorpresa para Moscú y sus partidarios occidentales, ya se considera una de las decisiones más arriesgadas del presidente Volodymyr Zelenskyi. Este contraataque, planeado desde hace varios meses, tiene como objetivo no sólo debilitar la posición de Rusia, sino también fortalecer la influencia de Ucrania en la arena internacional.
El Times escribe sobre ello.
Como escribe la publicación, la semana pasada las tropas ucranianas invadieron el territorio de Rusia en la región de Kursk, lo que tomó a Moscú por sorpresa. También fue una sorpresa para los socios occidentales de Ucrania, incluido Washington.
Al principio, cuando la operación comenzó el martes, parecía otra acción de las milicias anti-Putin. Sin embargo, ya el jueves quedó claro que la propia Kiev está intentando lanzar un contraataque estratégico contra Rusia.
"Las huellas dactilares personales del presidente Zelensky están por todas partes. En Kiev durante muchos meses fue un secreto que el presidente presionaba a sus dirigentes militares para que lanzaran una ofensiva de verano", escribe el periódico.
A pesar del problema de mano de obra y recursos, los líderes militares ucranianos dudaron, pero Zelensky, buscando cambiar la narrativa de que Ucrania estaba perdiendo la guerra, insistió en la operación.
"Dados los problemas laborales y de recursos en Ucrania, dudaron. Pero Zelenskyy está tratando desesperadamente de cambiar la narrativa de que Ucrania está perdiendo la guerra", añade el medio.
Según The Times, para esta operación se asignaron entre 6.000 y 10.000 soldados. El mando está dispuesto a arriesgar soldados y equipos valiosos para lograr el éxito.