Los estereotipos sobre el trabajo seguro "femenino" no han correspondido a la realidad durante mucho tiempo. Muchas profesiones populares en mujeres son realmente graves riesgos para la salud, tanto físicos como mentales. Y no se trata solo de una producción dañina, sino también de lo familiar a primera vista.
Tome al menos educadores. En las escuelas y universidades, las mujeres trabajan principalmente, pero el trabajo estable y "tranquilo" del maestro es solo una ilusión. Los conflictos diarios con estudiantes o padres, agotamiento emocional, así como problemas de voz crónicas son todas las consecuencias del estrés regular y la carga lingüística. Los centros de llamadas que tienen que hablar mucho y tratar con clientes molestos se acercan a tales riesgos.
La profesión de la azafata se ve glamorosa desde el exterior, pero fuera de las cámaras hay una carga continua en el cuerpo. Vuelos frecuentes, cambio climático, caídas de presión, vuelos nocturnos y gráfico inestable literalmente biorritmos. Golpeó los sistemas nerviosos, digestivos y reproductivos. Y todo esto está en el fondo del estrés constante.
De manera similar, afecta la salud y el trabajo de la camarera. Además del agotamiento emocional de la comunicación con los clientes, hay físico: constante usar bandejas pesadas, trabajar en los pies, en una forma o zapato inconveniente. El cuerpo reacciona rápidamente con dolor en la espalda, los hombros y las piernas.
Parece que el trabajo sedentario menos intenso (periodismo u esfera de la oficina) no es tan seguro. La permanencia prolongada frente al monitor estropea la visión, conduce a la tensión muscular y los trastornos de la postura. A menudo aparece el síndrome del túnel llamado SO, y la fatiga crónica se convierte en la vida cotidiana, a pesar de los bienes raíces físicas.
Incluso una profesión de actuación que parece creativa y libre contiene numerosos riesgos. El horario de las actrices es irregular, la nutrición es caótica y la carga emocional, enorme. Bien ensayos, brotes nocturnos, la necesidad de mantenerse en forma, jugar bajo presión y al borde de la fuerza: todo esto agota el cuerpo y provoca crisis nerviosas.
La mujer moderna, independientemente de la profesión, a menudo funciona en condiciones lejos de ser segura. Aunque los exámenes médicos, los deportes y la alimentación saludable pueden mitigar un poco las consecuencias, lo principal es darse cuenta de los riesgos y cuidarse no solo al nivel de prevención, sino también al nivel de elección profesional.