La situación no es propicia para operaciones ofensivas audaces por parte del ejército ucraniano, admite el comentarista militar Mykola Beleskov en una columna para The Atlantic Council. Por tanto, el único plan razonable para 2024 es defensivo.
Se acerca el plazo de dos años para una invasión rusa a gran escala, y es vital que los líderes militares y políticos de Ucrania aprendan las lecciones de 2022 y 2023.
La conclusión más importante que se puede extraer de los dos últimos años de combates es el predominio de la guerra defensiva sobre las operaciones ofensivas. Esto ha quedado demostrado muchas veces, empezando por el fracaso de la guerra relámpago de Rusia en el primer mes de la guerra.
Una segunda lección clave es la importancia de equilibrar los objetivos políticos con las capacidades militares. Consideraciones políticas obligaron tanto a Rusia como a Ucrania a lanzar una ofensiva con fuerzas insuficientes, lo que provocó grandes pérdidas.
Aunque el objetivo a largo plazo de Ucrania sigue siendo la liberación completa del país de la ocupación rusa, las circunstancias actuales no favorecen operaciones ofensivas audaces. En el frente internacional, los compromisos de ayuda de Estados Unidos y la UE han enfrentado serios obstáculos políticos, mientras que los esfuerzos para expandir el equipo militar y la producción de armas se han retrasado mucho. En Ucrania existe una creciente preocupación por el elevado número de víctimas y la posible escasez de mano de obra.
Teniendo esto en cuenta, la estrategia militar de Ucrania para 2024 debería centrarse en mantener la línea del frente y garantizar el control permanente sobre aproximadamente el 82% del territorio del país, que sigue en manos ucranianas. Una transición estratégica a una defensa activa igualaría la fuerza actual de Ucrania, dando tiempo valioso para reagruparse y rearmarse antes de las condiciones probablemente más favorables en 2025.
Lo importante es que una posición más defensiva permitirá a Ucrania aprovechar la urgente necesidad de victorias de Moscú. Con el ejército ruso bajo una enorme presión política en anticipación de un avance, los comandantes ucranianos tendrán muchas oportunidades de desangrar constantemente la fuerza invasora de Putin, tal como lo están haciendo actualmente en Avdiivka.
Al mismo tiempo, Ucrania debería tratar de seguir reduciendo la capacidad de Rusia para hacer la guerra mediante la realización de una campaña cada vez mayor de ataques aéreos contra objetivos muy detrás de las líneas del frente en todo el territorio de la Ucrania ocupada y la propia Rusia. Esto puede incluir ataques a concentraciones de tropas, bases militares y depósitos de municiones, así como a centros logísticos e instalaciones de producción de armas.
Al adoptar una estrategia de defensa activa en 2024, Kiev puede lograr el doble objetivo de impedir cualquier avance ruso significativo y crear condiciones propicias para el éxito de Ucrania en una guerra de desgaste. Esto prepararía el escenario para un regreso a las operaciones ofensivas en 2025.
La eficacia de cualquier estrategia de defensa en 2024 dependerá en gran medida del nivel de apoyo de los socios de Ucrania. En cuanto al suministro de armas, las prioridades tendrán en cuenta la enorme cantidad de munición de artillería, junto con sistemas de guerra electrónica, drones de ataque, medios adicionales de defensa aérea y misiles de largo alcance. La tan esperada llegada de aviones de combate F-16 en los próximos meses también mejorará en gran medida la capacidad de Ucrania para negar a Rusia el control de los cielos.
Si se proporciona esta asistencia militar, Ucrania podrá implementar una estrategia de defensa activa durante el próximo año, así como prepararse para futuras ofensivas. Esta formación debería incluir programas de formación ampliados para el ejército ucraniano en los países de la OTAN. Si bien decenas de miles de soldados ucranianos ya habían sido entrenados en los dos primeros años de la guerra, los fracasos en el frente en la segunda mitad de 2023 mostraron las deficiencias de estos esfuerzos. Es evidente que se necesita mucho más tiempo para dotar a los soldados ucranianos del conocimiento y las habilidades militares necesarios para tener éxito en el campo de batalla.
La transición a una defensa activa en 2024 no impedirá que Ucrania lleve a cabo acciones ofensivas específicas. El foco más probable de las operaciones ofensivas de Ucrania durante el próximo año será la península de Crimea ocupada por Rusia. Así lo confirmó el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyi, en una entrevista reciente con The Economist.
La destrucción sistemática del potencial logístico y militar ruso en Crimea durante 2024 persigue dos objetivos importantes. En primer lugar, ayudará a garantizar la libertad de la navegación mercante en el Mar Negro, aprovechando los recientes avances de Ucrania para romper el bloqueo naval de los puertos por parte de Rusia. En segundo lugar, obstaculizaría los esfuerzos del Kremlin para reabastecer al ejército ruso en el sur de Ucrania, creando potencialmente puntos débiles a lo largo de las líneas del frente de la guerra terrestre.
El éxito de Ucrania en la Batalla del Mar Negro demostró el poder de las armas occidentales combinado con la habilidad y el ingenio del ejército ucraniano. Otros avances en Crimea y en el mar en 2024 dependerán de la disposición de los socios de Ucrania a suministrar los misiles necesarios.
Los llamados a que Ucrania adopte una estrategia de defensa el próximo año están lejos del optimismo que abundaba a principios de 2023 después de las contundentes victorias de Ucrania cerca de Kharkiv y Kherson. Si bien algunos observadores inevitablemente encontrarán esta posición pesimista o incluso derrotista, refleja las realidades actuales de la guerra y representa el camino más probable hacia el éxito futuro. De hecho, si la transición de Ucrania a una defensa activa en 2024 allana el camino para una posible victoria, los futuros historiadores la considerarán prudente y sabio.
Vladimir Putin está preparando abiertamente a su país para una guerra prolongada y se siente alentado por las señales de debilidad entre los crecientes aliados occidentales de Ucrania. Para derrotar al dictador del Kremlin y poner fin a la amenaza que plantea el resurgimiento del imperialismo ruso, Ucrania y sus socios internacionales deben dejar de pensar en términos de ofensivas individuales y adoptar un enfoque de más largo plazo para esta tarea histórica.