Hoy en día, los cristianos ortodoxos honran al apóstol y evangelista Lucas, uno de los compañeros más cercanos del apóstol Pablo, médico de profesión y autor de uno de los cuatro Evangelios y del libro de los Hechos de los Santos Apóstoles. Lucas es conocido como el santo patrono de médicos, viajeros, artistas y todos aquellos que buscan la verdad espiritual y la sanación.
Lucas provenía de Antioquía, en lo que hoy es Turquía o Siria. Debido a su profesión y a su atenta mirada a la vida humana, en el Evangelio describió el sufrimiento, la misericordia y el poder de la fe con especial calidez. El apóstol Pablo lo llamó «el médico amado», y la tradición también le atribuye la pintura de los primeros iconos del Salvador y de la Virgen María.
Las tradiciones populares de este día combinan la veneración espiritual con la sabiduría cotidiana. Se cree que Lucas bendice a quienes sanan el cuerpo y el alma, por lo que en este día se suele rezar por la salud, la paz interior y la armonía familiar. Los agricultores acuden al santo para pedir buenas cosechas, y los artistas, para inspirarse.
Entre la gente, el Día de San Lucas se considera un presagio del clima y del invierno que se avecina. Si hay niebla por la mañana, se espera lluvia o aguanieve. Si los robles y arces pierden sus hojas antes de tiempo, el invierno será crudo. Los pájaros que vuelan a baja altura presagian tormenta o aguacero.
Sin embargo, también hay advertencias. El 18 de octubre no se recomienda prestar dinero ni sal, ya que esto puede traer pérdidas, disputas o mala suerte a largo plazo. También se evitaban los compromisos y las citas en este día, por considerar que dicha unión podría ser inestable y causar separación.
Esta festividad nos recuerda la importancia de la sabiduría, la gratitud y la sanación espiritual. Lucas, quien combinó fe, conocimiento y caridad, sigue siendo considerado un ejemplo de persona que sirve a los demás mediante el amor y la verdad.