Después de que el Gabinete de Ministros permitiera a los hombres de entre 18 y 22 años cruzar la frontera sin restricciones, cada vez más estudiantes universitarios ucranianos comenzaron a tomar licencia académica o a optar por estudios en línea para ir al extranjero. Esta tendencia preocupa a demógrafos y economistas.
Según Oleksandr Gladun, subdirector del Instituto de Demografía e Investigación Mykhailo Ptukha de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, esta decisión podría tener graves consecuencias. Destaca que la generación de niños nacidos durante la crisis demográfica es fundamental para el futuro del país. Si se marchan, es poco probable que una parte significativa regrese.
Gladun cree que los jóvenes podrían contribuir a la victoria realizando trabajo auxiliar en la retaguardia, pero sin abandonar el país por completo. De lo contrario, resulta que algunas generaciones luchan, mientras que otras no participan en absoluto en la lucha común.
El director del Centro de Estrategia Económica, Hlib Vyshlinsky, enfatiza que el éxodo masivo de estudiantes no afectará gravemente la economía. En Ucrania, hay alrededor de 700.000 hombres de entre 18 y 22 años, de los cuales solo entre 200.000 y 300.000 trabajan. Esto representa entre el 2% y el 3% de la población económicamente activa, que asciende a aproximadamente 13 millones de personas.
El principal riesgo es la escasez de personal en sectores donde los jóvenes tradicionalmente trabajaban a tiempo parcial: comercio minorista, construcción, logística y producción en especialidades sencillas. Los mayores problemas podrían surgir en empresas con salarios de hasta 15.000 UAH. Al mismo tiempo, los empleados con ingresos de entre 35.000 y 55.000 UAH se quedan mayoritariamente a trabajar en Ucrania.
Por lo tanto, las consecuencias económicas del éxodo juvenil serán relativamente limitadas, pero las consecuencias demográficas serán mucho más graves. Al fin y al cabo, hablamos de una generación que debería sentar las bases de la reconstrucción posbélica del país.