Muchas personas siguen una dieta estricta, cuentan calorías y hacen ejercicio con regularidad, pero la báscula sigue igual. Los expertos nos recuerdan que la razón puede radicar no solo en la alimentación o la actividad física, sino también en tres factores poco conocidos que afectan al metabolismo y las hormonas.
Incluso con una dieta equilibrada y ejercicio físico regular, el cuerpo puede tardar en deshacerse de los kilos de más. Endocrinólogos y nutricionistas recalcan que el peso no solo depende de la cantidad de calorías, sino también de los niveles hormonales, el estrés y la calidad del sueño.
La falta de sueño
crónica altera el equilibrio hormonal. Aumenta el nivel de grelina, la hormona que provoca hambre, mientras que disminuye el de leptina, responsable de la saciedad. Por ello, la persona consume más alimentos, incluso sin sentir mucha hambre, y el cuerpo comienza a acumular grasa.
Estrés crónico
: Cuando el cuerpo está constantemente sometido a estrés, aumentan los niveles de cortisol. Esta hormona no solo ralentiza el metabolismo, sino que también favorece la acumulación de grasa abdominal. Por lo tanto, ni siquiera la dieta perfecta funcionará si se sufre estrés constante.
Fluctuaciones hormonales
. Después de los 25-30 años, se producen cambios en la glándula tiroides, así como en las hormonas sexuales estrógeno, testosterona y progesterona. Incluso alteraciones menores pueden provocar retención de líquidos, ralentización del metabolismo y dificultad para perder peso.
Consejo:
Para que la pérdida de peso sea efectiva, es importante no solo controlar la dieta y el ejercicio, sino también:
— dormir al menos 7 horas al día;
— reducir los niveles de estrés practicando técnicas de relajación o respiración;
— controlar periódicamente el estado hormonal, especialmente la función tiroidea.
Un enfoque integral no se centra solo en las calorías, sino en la armonía del cuerpo como un todo.

