La guerra en Ucrania plantea desafíos nuevos y cada vez más complejos al sistema de defensa aérea. Los ataques con misiles, que regularmente alcanzan sus objetivos, se convierten cada vez más en una señal de que el sistema de defensa aérea de Ucrania está atravesando serias dificultades. Los problemas con los nuevos suministros de armas y equipos, así como la eficacia insuficiente de las baterías existentes, plantean dudas sobre la capacidad del país para defender su territorio de los constantes ataques del ejército ruso.
Así, desde principios de noviembre, las Fuerzas Armadas de Ucrania informaron de 1.105 drones rusos. En promedio, 85 drones volaron a Ucrania cada día, en comparación con 11 por día en junio. Según el Centro de Lucha contra las Amenazas Informativas de Kiev, hasta octubre, las Fuerzas Armadas supuestamente lograron derribar al menos tres cuartas partes (77%) de los drones rusos cada mes.
Al mismo tiempo, según cálculos de expertos occidentales, el porcentaje de interceptación de drones por parte de la defensa aérea ucraniana no supera el 56%. Esto demuestra que las Fuerzas de Defensa Aérea de Ucrania simplemente no pueden hacer frente a la cantidad de ataques.
También es digno de mención que Ucrania ha visto recientemente un aumento en el número de ataques con aviones no tripulados durante las horas del día. Por tanto, los drones están diseñados para que puedan ser detectados y utilizados por medios de defensa aérea. Además, la enorme cantidad de drones está diseñada simplemente para sobrecargar el sistema de defensa aérea ucraniano, obligándolo a gastar sus ya escasas defensas antimisiles.