La posibilidad de conversaciones directas entre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el dictador ruso Vladímir Putin ha vuelto a ser el centro de atención de los medios internacionales. El Wall Street Journal escribe al respecto, enfatizando que una reunión personal entre ambos líderes supondría un verdadero desafío para la narrativa del Kremlin.
Durante los últimos tres años y medio, Putin ha intentado imponer a los rusos la idea de que Zelenski es un líder ilegítimo y un "títere de Occidente". Esta imagen sirvió de justificación para una guerra a gran escala contra Ucrania: el verdadero enemigo del Kremlin es Estados Unidos y sus aliados, y Kiev es simplemente un peón en una confrontación global.
Las negociaciones directas con Zelenski refutan esta lógica. El hecho de la reunión reconoce automáticamente al presidente ucraniano como un oponente igual, lo que destruye los cimientos de la propaganda del Kremlin.
Según el WSJ, la iniciativa para las conversaciones proviene del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha instado a Putin a aceptar una reunión. Una negativa podría enfadar al líder estadounidense, quien ya ha insinuado nuevas sanciones contra Rusia.
Pero incluso un acuerdo con Putin implicaría riesgos políticos dentro de Rusia. La élite del Kremlin y su maquinaria de propaganda llevan años convenciendo al público de que Zelenski es un "payaso controlado por Washington". Las negociaciones con él ponen en tela de juicio esta visión del mundo.
Otro argumento que Putin utiliza para encubrir su reticencia a sentarse a la mesa de negociaciones es la supuesta "finalización de los poderes de Zelenski". La parte rusa promueve activamente la tesis de que, tras la prórroga de su mandato debido a la imposibilidad de celebrar elecciones en tiempos de guerra, el presidente ucraniano ha perdido legitimidad. Por consiguiente, no puede firmar ningún acuerdo de paz.
Sin embargo, los socios internacionales de Ucrania reconocieron que la extensión del mandato de Zelensky es legal y plenamente justificada en el contexto de la guerra.
Los analistas del Carnegie Endowment creen que Putin preferiría intentar posponer la reunión antes que negarse rotundamente. Esto evitaría un conflicto con Trump, pero al mismo tiempo preservaría la retórica habitual del Kremlin.
Como señala The New York Times, Putin incluso ha evitado mencionar públicamente el nombre de Zelenski. Este desdén demostrativo no hace más que subrayar el peligro político que cualquier interacción directa con el líder ucraniano podría representar para él.