El dictador ruso Vladimir Putin y su círculo íntimo siguen utilizando la retórica de amenazas contra Ucrania. En particular, el secretario de prensa del presidente de la Federación Rusa, Dmytro Peskov, habló sobre una posible respuesta a las acciones de las tropas ucranianas en la región de Kursk. Estas palabras fueron pronunciadas después de que la parte ucraniana llevara a cabo con éxito una operación en el territorio de la Federación de Rusia.
El lunes 26 de agosto, Peskov afirmó que Rusia no dejará sin respuesta las acciones de Ucrania, subrayando que esta reacción será obligatoria. Señaló que no se trata de una decisión separada, sino de una respuesta a las llamadas "acciones hostiles". Sus palabras reflejan una mayor escalada de la retórica de Moscú en respuesta a las acciones de contraofensiva ucranianas.
Anteriormente, el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov, había expresado amenazas similares. Afirmó que Putin ya había tomado una decisión sobre la respuesta al ataque de las tropas ucranianas en Kurshchyna. Esto demuestra que los dirigentes rusos buscan mostrar su disposición a responder a las acciones de Ucrania, utilizando amenazas e intimidación como herramienta de presión política.
Estas declaraciones demuestran una vez más el carácter agresivo de la política rusa encaminada a desestabilizar la situación tanto en Ucrania como en la región en general. A pesar de esto, Ucrania continúa defendiendo su territorio y soberanía, realizando operaciones en las zonas pertinentes del frente.
Vale la pena señalar que este tipo de declaraciones de los dirigentes rusos suelen formar parte de una campaña de propaganda dirigida al público interno, así como para crear presión a nivel internacional. Por lo tanto, es importante analizar estas amenazas en el contexto de la estrategia general de Rusia, que desde hace mucho tiempo utiliza métodos de fuerza para lograr sus objetivos en las relaciones con Ucrania y otros países.