En la noche del 10 de octubre, Rusia llevó a cabo uno de los ataques combinados más poderosos contra Ucrania en los últimos tiempos. Kiev, Zaporiyia, Dnipropetrovsk, Poltava, la región de Kiev y otras regiones fueron atacadas. Se utilizaron drones kamikaze, misiles balísticos y de crucero, incluyendo probablemente Iskander-M o sus homólogos norcoreanos.
La capital de Ucrania vivió una noche difícil: tras una serie de explosiones, se apagó la electricidad en muchas zonas, el metro se detuvo en la margen izquierda y se registraron incendios y destrucción de edificios residenciales. Hasta esta mañana, se reportaron al menos 12 residentes de Kiev heridos, ocho de los cuales fueron hospitalizados.
La orilla izquierda de Kiev se quedó sin electricidad ni agua. En el distrito de Pechersk, los restos de un dron derribado impactaron contra un rascacielos, provocando un incendio en las plantas superiores. En Holosievo, se dañaron fachadas y vehículos; en otras zonas, se rompieron ventanas e infraestructuras destruidas. Parte del transporte terrestre quedó interrumpido y el servicio de metro fue limitado.
En Zaporiyia, las consecuencias del ataque fueron trágicas: un niño de 7 años murió y sus padres resultaron heridos. En total, se llevaron a cabo más de una docena de ataques en la ciudad durante la noche con diversos tipos de armas. Sufrieron daños edificios de gran altura, el sector privado e instalaciones energéticas. El tráfico a través de la presa de la Central Hidroeléctrica de Dniéper quedó bloqueado.
Decenas de miles de hogares en la región de Kiev se quedaron sin electricidad. En Brovary, fragmentos de cohetes destruyeron quioscos y dañaron edificios residenciales. En Kaniv, una persona resultó herida y una presa hidroeléctrica resultó dañada por la caída de fragmentos de cohetes. Las autoridades redistribuyeron la energía de las infraestructuras críticas mediante generadores.
En las regiones de Dnipropetrovsk y Poltava, también se registraron ataques a instalaciones energéticas. En Krivói Rog, tres personas resultaron heridas, y en la región de Poltava, más de 16.000 familias se quedaron sin electricidad. Los equipos de rescate están eliminando las consecuencias de los ataques a pesar de los repetidos ataques aéreos.
Rusia continúa atacando la infraestructura energética y civil, intentando dejar a los ucranianos sin electricidad, agua ni calefacción antes del invierno. Las autoridades energéticas prometen un restablecimiento gradual del suministro eléctrico tan pronto como la situación de seguridad lo permita.