Hoy, los creyentes ortodoxos conmemoran a los santos mártires Carpo, Papila y Agathónica, personas que permanecieron fieles a su fe hasta su último aliento. Este es un día lleno de significado espiritual, así como de antiguas tradiciones populares y señales que ayudaban a nuestros antepasados a predecir el clima invernal.
San Carpo, obispo de Tiatira, predicó con fervor el cristianismo entre los paganos y fue arrestado por su fe durante la persecución. Junto a él sufrieron el diácono Papila, quien voluntariamente compartió su destino, y la piadosa Agatónica, quien apoyó a los mártires. Los tres aceptaron la muerte por Cristo, dando ejemplo de valentía y perseverancia.
Este día se consideraba especial en el calendario popular. La gente evitaba las peleas y las conversaciones difíciles, pues creían que cualquier conflicto podía prolongarse. El 13 de octubre no se empezaban cosas nuevas; se creía que sin la bendición de Dios estaban condenados al fracaso. A las chicas no se les aconsejaba rechazar pretendientes, ya que esto podía causarles soledad.
Las observaciones de la naturaleza jugaron un papel importante. El clima de ese día predecía cómo sería el invierno. Si soplaba viento del sur, se esperaba un invierno cálido, y las fuertes ráfagas presagiaban una temporada ventosa. La lluvia otoñal anunciaba un otoño largo, y las primeras nevadas anunciaban la llegada de un invierno temprano y frío. Las hojas que caían de un abedul sin dejar rastro indicaban que el frío llegaría pronto.
Para muchos, este día no solo es un recuerdo de los mártires de la fe, sino también un puente entre la espiritualidad y la sabiduría popular. Estas costumbres encierran el respeto por la naturaleza, el tiempo y las acciones humanas.