El jueves 8 de agosto, la Tierra estará cubierta por una tormenta magnética de nivel G2-G3, que durará hasta la mañana del día siguiente. Según los meteorólogos, la fase activa comenzará cerca de la tarde y podría afectar tanto el funcionamiento de los equipos como el bienestar de las personas sensibles a los cambios en el campo geomagnético. Tras el pico de actividad, la tormenta entrará en una fase débil de G1.
El impulso para este fenómeno fue una llamarada solar de clase M4.4, que ocurrió el 5 de agosto. Durante la llamarada, se produjo una eyección de masa coronal: una corriente de partículas cargadas que, según los cálculos de los astrónomos, alcanzará la magnetosfera de la Tierra y causará perturbaciones.
Una tormenta magnética de intensidad media o fuerte puede tener diversos impactos:
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interrupciones de corta duración en las comunicaciones GPS y por radio;
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fallos en los sistemas de navegación y electrónicos;
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exacerbación de enfermedades crónicas en personas dependientes del clima: dolor de cabeza, picos de presión arterial, debilidad;
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En el nivel G3, son posibles problemas en el funcionamiento de los sistemas de energía, incluida la activación falsa de los equipos de protección y el riesgo de sobrecalentamiento del transformador.
Los médicos recomiendan durante este período evitar la sobrecarga física y emocional, controlar la presión arterial y el pulso, beber más agua y limitar el consumo de café y alcohol. Caminar al aire libre y dormir al menos 8 horas serán útiles.
Para proteger el equipo durante períodos de máxima actividad, conviene utilizar el GPS, las comunicaciones por radio y los dispositivos electrónicos sensibles con precaución.
Los expertos destacan que si bien las tormentas magnéticas son un fenómeno natural, durante fuertes oleadas de actividad es importante estar atento tanto a la salud como al funcionamiento de los equipos.