El desayuno es un hábito que muchos consideran inocente o incluso útil. Sin embargo, los nutricionistas advierten que la comida de la mañana es clave para la salud, y rechazarla puede tener graves consecuencias.
Según Christie King, una nutricionista clínica superior de un Hospital de Niños de Texas, las personas que regularmente pierden el desayuno tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes del segundo tipo, obesidad, así como fallas en la regulación hormonal, lo que causa problemas de insulina, ataques cardíacos e hipertensión.
Además, la comida matutina es una fuente importante de fibra, vitaminas y nutrientes que pueden no ser suficientes durante el día. "El desayuno da al cuerpo comienza, apoya los niveles de energía y ayuda a pensar con claridad", explica King.
Otro peligro son las fluctuaciones agudas en el azúcar en la sangre. Sus consecuencias son la fatiga, la irritabilidad, el mal estado de ánimo y la reducción de las funciones cognitivas.
El aspecto igualmente importante es la inmunidad. El nutricionista Teleczib Lalani enfatiza que el cuerpo necesita nutrición regular para apoyar las infecciones de las células T. Sin el desayuno, su efectividad se reduce.
A nivel físico, puede manifestarse en forma de dolor de cabeza, mareos y letargo causados por la falta de glucosa, la principal fuente de energía para el cerebro.
La conclusión es simple: el desayuno no es solo un hábito, sino una necesidad. Su pase puede costar salud.