"No sé por qué no me han despedido todavía. Verán que no soy apto para este trabajo. Estoy aquí por pura casualidad y estoy engañando a todo el mundo".
¿Tienes estos pensamientos? Si es así, probablemente tengas el síndrome del impostor.
"Este es un fenómeno bastante común que no se considera un trastorno mental. Va acompañado de un sentimiento de duda y surge de la incapacidad de reconocer los propios éxitos. Al mismo tiempo, una persona se siente como un charlatán cuyo engaño está a punto de revelarse, dijo a la BBC Dolores Liria, psicoterapeuta del Colegio de Psicólogos de Cataluña.
El síndrome del impostor se asocia con el miedo a no estar a la altura de las expectativas de los demás. Ocurre cuando “tu personalidad real y la personalidad con la que te identificas no coinciden. Y crees que estás peor de lo que realmente eres", explica Mar Martínez Ricart, psicóloga especializada en neurobiología.
"Esto lleva a que no nos demos cuenta de lo que somos capaces o nos sintamos indignos de nuestros logros", explica Isabel Aranda, del Colegio de Psicólogos de Madrid.
Para tener éxito, las personas con síndrome del impostor suelen trabajar horas extras o recurrir a diversos mecanismos compensatorios, lo que en última instancia tiene consecuencias perjudiciales para la salud, como ansiedad o depresión.
El término "síndrome del impostor" fue utilizado por primera vez en 1978 por las psicólogas Paulina Rose Klance y Suzanne Ames.
Es importante señalar que esto no es una patología ni una enfermedad mental, sino una conducta aprendida desde la infancia, y por tanto puede estabilizarse, explican los expertos consultados.
Nadie es inmune al síndrome del impostor, pero las mujeres son las que más lo padecen.
La razón, según los expertos, radica en la falta de modelos femeninos, los estereotipos de género y los prejuicios en el trabajo y en las instituciones educativas, donde a menudo se espera que las mujeres hagan menos que los hombres.
"Estamos ansiosos por demostrar que lo estamos haciendo muy bien porque pensamos que somos peores de lo que realmente somos desde el principio", afirma Ricart, fundador del servicio de asesoramiento sobre el Síndrome del Imposter.
Los psicólogos aconsejan: si tiene la sensación de que este problema es más fuerte que usted, debe buscar ayuda profesional. Te ayudarán a superar este síndrome y aumentar tu autoestima.
Aquí hay seis pasos de los expertos con los que hablamos.
1. Reconocer el problema
Uno de los principales problemas es que no encontramos tiempo para nosotros mismos: para comprender lo que nos sucede, establecer una conexión con nosotros mismos y pensar en ello.
"Tienes que darte cuenta de que no te valoras, no sabes cómo elogiarte ni apoyarte. Y no crees que mereces el éxito", dice Aranda.
También es importante cómo y qué nos decimos habitualmente a nosotros mismos.
Ricart subraya que esa voz crítica, demasiado exigente, que exige constantemente hacer más, apareció en algún momento de nuestras vidas "como una herramienta que nos ayudó a sobrevivir". Puede que incluso nos haya hecho más eficientes en algunas áreas, pero si no nos permite avanzar, debemos cambiar nuestro enfoque.
"Tratar de encontrar la causa raíz puede ayudarnos a afrontar el problema y ver si se está saliendo de control", afirma Dolores Liria.
2. Recuerda tus éxitos
En un momento de gran ansiedad o depresión, mira la situación desde un lado. Esto reducirá la tensión y le ayudará a evaluarse a sí mismo de forma más constructiva.
Dolors Liria recomienda recordar cómo te comportabas tú en situaciones similares. "Tal vez sentiste lo mismo, pero en la mayoría de los casos te las arreglaste".
Incluso puedes hacer una lista de todos tus logros.
"Algo así como un portafolio de desarrollo personal", afirma Aranda.
Mar Ricard lo llama “Árbol de los logros” y explica que te recuerda tus éxitos y te reconecta contigo mismo.
3. Celebre cada éxito
"Después de alcanzar un objetivo, normalmente se pasa inmediatamente al siguiente, sin darse la oportunidad de celebrar el éxito, apreciarlo y agradecer todos los esfuerzos realizados", afirma Ricard.
Por eso, según el experto, es importante celebrar y recordar cada logro, por grande o pequeño que sea.
"Después de todo, detrás está el precio que pagaste. Hay que darse la oportunidad de sentirlo, de agradecer y, por supuesto, de disfrutarlo. De lo contrario, uno tiene la sensación de que no pasó nada".
Además, Ricard destaca que es importante valorar todo lo que haces. "Tienes que recordarte a ti mismo que eres una persona digna, sin importar el tipo de trabajo que hagas".
4. Cómo te ven los demás
Una de las características del síndrome del impostor es la desconexión entre lo que piensas de ti mismo y lo que los demás piensan de ti.
"Por eso puede resultar útil mirarse a uno mismo a través de los ojos de los demás", afirma Aranda.
Ella recomienda mantener una lista de lo que otros dicen sobre usted. "Escribe cuando te elogien. No olvides lo que la gente dice sobre tu trabajo."
Y si hay dudas interesarse por la opinión de los demás, aconseja Dolors Liria.
"No espere, pregúntele a su gerente si no está seguro de estar haciendo un buen trabajo o si necesita que alguien lo confirme".
5. Ajustar las expectativas
En cualquier relación, las personas esperan algo el uno del otro. Y las relaciones laborales no son una excepción: ambas partes cuentan con algo.
Pero cuando se trata del síndrome del impostor, es posible que tus expectativas no coincidan con lo que esperas de tu trabajo, sino con lo que esperas de ti mismo.
Y es necesario equilibrarlo.
Los expertos sugieren realizar un ejercicio para comprobar si no nos estamos marcando objetivos poco realistas. He aquí un ejemplo sencillo: no puedes esperar poder correr un maratón en el corto plazo si recién empiezas a entrenar.
Y en este caso, el gerente debe darnos instrucciones claras sobre las expectativas de este trabajo o establecer una tarea para que estas expectativas puedan ajustarse.
6. Autocuidado
Para ser conscientes de lo que nos pasa, regular nuestras emociones y soportar con mayor facilidad los momentos desagradables es importante, según los expertos, cuidarnos.
Los deportes pueden ayudar con esto. "Este es un importante autorregulador emocional. Y no es necesario ir al gimnasio, puede ser cualquier actividad: caminar o bailar”, afirma Liria.
"Es importante encontrar algo que te mantenga a flote y te calme", añade. "Deportes, cantar, bailar, hablar con alguien de confianza".
Es importante cambiar el enfoque, porque la vida no es sólo trabajo. "Amigos, familia, pasatiempos. Esto es lo que nos sostiene y aumenta nuestra autoestima."
Lyria también recomienda buscar fuentes sencillas de alegría diaria. “La vida puede ser dura y el trabajo puede ser duro, pero hay cosas sencillas y agradables que te animan y reducen el estrés. Puede ser cualquier cosa: desde una palabra amable hasta la luz del sol".
"También es importante domar al crítico interno y tratarse a uno mismo con más indulgencia. Esto aumentará la confianza en uno mismo", afirma Mar Martínez Ricart.
"Desarrolla una perspectiva empática, mírate con amor, supera los pensamientos críticos que te sugiere tu impostor".