La baja energía no siempre se asocia con la falta de sueño o estrés. A menudo simplemente subestimamos el impacto de nuestra dieta. Algunos productos pueden literalmente "apagarnos" después de comer, provocando una sensación de somnolencia, apatía o incluso debilidad. Estos son algunos de los ejemplos más comunes.
Alcohol. En dosis moderadas, no es peligroso, pero el uso excesivo, especialmente en la noche, agota el sistema nervioso. Después de eso, el cuerpo consume mucha energía en la recuperación, que a menudo se siente en la mañana como una fatiga.
Azúcar. El agujero elevador de la glucosa en la sangre crea una sensación de aumento a corto plazo. Pero esto es una disminución no menos aguda, y te quedará sin fuerza. Los cambios regulares de azúcar en la sangre agotan el equilibrio energético del cuerpo.
Comida rápida. Los platos de cocción tempranos son ricos en grasas y sodio, pero casi no contienen fibra o elementos traza. El consumo constante de tales productos desplaza a los alimentos verdaderamente nutritivos de la dieta, lo que posteriormente provoca fatiga crónica.
Cafeína. En dosis pequeñas: un estimulador útil. Pero la convulsión excesiva de café o energía conduce al hecho de que el cuerpo comienza a trabajar "a crédito". Como resultado, una disminución en la sensibilidad a la cafeína y el agotamiento más profundo.
Carbohidratos refinados. Pan blanco, pasta de harina blanca, arroz pelado: todo esto causa un rápido aumento en el azúcar en la sangre, que, como los dulces, provoca una breve afluencia de resistencia, lo que viene una fuerte caída en la energía. Además, la falta de fibra en tales productos interrumpe la digestión, lo que también afecta la condición general.
En lugar de estimulantes de energía rápida, es mejor elegir fuentes de energía lenta: productos integrales de granos, verduras, alimentos proteicos y suficiente agua. Su energía depende directamente de su elección.