Cada vez más oficinistas se quejan de hinchazón, pesadez y fatiga en las piernas al final de la jornada laboral. Los médicos ya tienen un término para esto: «síndrome de piernas de oficina». Se trata de un conjunto de síntomas que aparecen debido a estar sentado durante largos periodos, la mala circulación sanguínea y la escasa actividad física durante el día.
Los flebólogos explican: al estar sentados, los músculos de las piernas trabajan mínimamente; normalmente, su función es impulsar la sangre venosa hacia el corazón. Cuando la bomba muscular casi no participa, la sangre retorna más lentamente y parte del líquido se retiene en los tejidos, lo que provoca edema, sensación de hinchazón, ardor y hormigueo en las piernas al final del día. Quienes pasan entre 6 y 10 horas sentados sin descanso y apenas se mueven en su vida diaria tienen un riesgo especialmente alto.
La situación se agrava por los hábitos típicos de oficina. Sentarse con las piernas cruzadas comprime aún más los vasos sanguíneos; una silla demasiado baja o demasiado alta obliga a los pies a adoptar una posición antinatural; la ropa ajustada y los zapatos con suela fina o tacones altos dificultan la circulación sanguínea y linfática. El edema también puede acentuarse por una simple falta de agua: cuando el cuerpo se siente deshidratado, comienza a retener líquidos, lo que se manifiesta, sobre todo, en las piernas.
Los médicos recalcan que estos síntomas no deben ignorarse. La estasis sanguínea constante en las venas puede no ser solo una molestia pasajera, sino la primera señal del desarrollo de insuficiencia venosa crónica, varices o linfostasis. Si la hinchazón aparece a diario, no desaparece por la mañana y se acompaña de calambres, dolor o sensación de calor en las pantorrillas, es recomendable consultar a un especialista (flebólogo o cirujano vascular) y, si es necesario, realizar una ecografía Doppler de las venas de las extremidades inferiores.
¿Qué puedes hacer ahora sin cambiar radicalmente tu estilo de vida? Los expertos aconsejan no estar sentado durante horas seguidas. Un breve descanso cada hora, incluso de 1 o 2 minutos, mejora notablemente tu bienestar. Basta con caminar por el pasillo, subir las escaleras, hacer algunos giros de talón a punta o estiramientos suaves. Es importante cuidar la postura, no apretar los pies debajo de la silla, usar calzado y ropa cómodos y no ajustados, y mantener una hidratación adecuada durante el día.
Los médicos añaden que incluso una pequeña actividad diaria de 5000 a 7000 pasos puede reducir el riesgo de sufrir el síndrome de piernas inquietas por estar sentado durante largos periodos y mejorar la circulación sanguínea. No se trata de entrenamientos extenuantes, sino de caminar con regularidad, subir las escaleras en lugar de usar el ascensor y dar paseos cortos después del trabajo. Si la jornada laboral no permite levantarse con frecuencia, unas medias o calcetines de compresión especiales, prescritos por un médico, pueden ayudar a aliviar parcialmente la carga, así como un reposapiés ergonómico que permita mantener los pies en una posición más cómoda y fisiológica.
Los expertos recalcan: el "síndrome de piernas cansadas" no es una molestia menor, sino una clara señal del cuerpo de que no puede soportar la carga. Cuanto antes se preste atención a la hinchazón y pesadez en las piernas y se modifiquen al menos algunos hábitos básicos, menor será el riesgo de que una molestia temporal se convierta en un problema venoso crónico.

