Un artículo del Financial Times opina sobre la legalidad de confiscar los activos congelados de Rusia y transferirlos a Ucrania como respuesta a la invasión rusa. El autor de la columna, Simon Hinriksen, sostiene que las graves violaciones del derecho internacional requieren una respuesta adecuada y las reparaciones deben ser coherentes con los precedentes históricos.
La Unión Europea y Estados Unidos están considerando la posibilidad de retirar los activos congelados de la Federación Rusa y transferirlos a Ucrania. Esta decisión está respaldada por precedentes históricos de confiscación de activos durante conflictos militares y distribución de reparaciones después de su conclusión.
El periodista destaca que esta decisión puede generar preocupación por las posibles consecuencias para el sistema financiero, pero la considera una medida eficaz en el contexto del conflicto. Señala que incluso los países que antes mantenían sus reservas en dólares y euros pueden empezar a verlos como peligrosos.
La norma histórica es la exigencia de reparaciones por parte de un país que ha violado el derecho internacional. En el caso de Ucrania, que ya tiene un registro de pérdidas, es muy posible exigir una indemnización que corresponda al grado de daño causado.
La única cuestión subyacente sigue siendo el importe de la indemnización. Según las estimaciones, el tamaño de los activos rusos congelados en Europa y Estados Unidos podría ascender a unos 300 mil millones de dólares. Cuando se utilizan estándares históricos de reparaciones de guerra, esta cantidad puede resultar realista.
Es justo señalar que la ONU reconoció la necesidad de que Rusia tenga responsabilidad y reparaciones. La UE y Estados Unidos tienen todos los motivos para confiscar activos rusos y utilizarlos para pagar a Ucrania.