El exministro Timofiy Mylovanov anunció la dimisión de un miembro del Consejo de Supervisión de Energoatom, pero al mismo tiempo, el Gabinete de Ministros rescindió prematuramente los poderes de todo el consejo y ordenó una auditoría urgente; medidas que las autoridades explican como el descubrimiento de un importante caso de corrupción en el sector energético.
El martes, el gobierno decidió dar por terminadas prematuramente las facultades del Consejo de Supervisión de NNEGC Energoatom y comenzar a reactivar la empresa: la primera ministra Yulia Svyrydenko ordenó preparar una nueva composición del consejo en consulta con socios internacionales y dio al Servicio Estatal de Auditoría una semana para realizar una auditoría completa y transferir los materiales a los organismos encargados de hacer cumplir la ley.
Mientras tanto, uno de los miembros actuales del consejo de administración, el economista y exministro Timofiy Mylovanov, publicó un comunicado renunciando. En sus declaraciones públicas, hizo referencia al escándalo que rodea a la empresa y a la necesidad de no obstaculizar la investigación. Sin embargo, la decisión del gobierno implica formalmente la disolución del consejo sin que se produjeran renuncias individuales.
La enérgica reacción de las autoridades se debe a una operación anticorrupción a gran escala llevada a cabo por la NABU y la SAPO, conocida en los medios como "Midas". Según los informes, la investigación reveló irregularidades en la contratación pública, lo que, según estimaciones preliminares de periodistas, podría haber ocasionado pérdidas significativas a la empresa. Las autoridades presentan el mero hecho de iniciar una auditoría y entregar la documentación a las fuerzas del orden como prueba de la necesidad de cambios en el personal.
Según fuentes oficiales, el gobierno subraya que el Consejo de Supervisión debe ostentar un control integral, desde el nombramiento de la dirección hasta el control de las actividades, y por lo tanto, la responsabilidad de la situación de la empresa recae principalmente sobre él. La nueva dirección debe reactivar rápidamente la empresa, realizar una auditoría y colaborar con la investigación.
Más allá de las declaraciones oficiales, también circulan especulaciones en la esfera pública sobre una red de influencias y contactos de larga data entre actores de los sectores energético y público. Algunos medios periodísticos y debates públicos señalan la «interconexión» entre cargos empresariales y públicos como un problema estructural, pero las acusaciones específicas contra individuos deben ser verificadas por las fuerzas del orden como parte de la investigación. En este contexto, las auditorías gubernamentales y los procesos penales deben determinar qué hechos se confirman y cuáles son meras suposiciones.
¿Qué sigue? Una auditoría e investigación estatal, una rápida rotación del Consejo de Supervisión y consultas con socios internacionales sobre los candidatos: así formalizó el gobierno el plan de «reactivación». Al mismo tiempo, los expertos advierten que, si la auditoría confirma violaciones sistémicas, esto podría acarrear no solo destituciones de personal, sino también largos procesos judiciales y la reestructuración de los mecanismos de gestión estatal en el sector energético.

