Vladimir Putin volvió a hacer una declaración provocativa, proponiendo discutir la posibilidad de introducir "gestión temporal" en Ucrania. Según el líder ruso, dicha administración podría llevarse a cabo bajo los auspicios de la ONU y con la participación de otros países, incluidos los socios estadounidenses y europeos de Rusia. Putin aseguró que dicha gestión sería necesaria para celebrar "elecciones democráticas", y bajo su control podría comenzar las negociaciones de paz y firmar "documentos legítimos" que serían reconocidos en todo el mundo.
La declaración de Putin lo hizo al comunicarse con los marineros del crucero submarino atómico "Arkhangelsk", y tenía como objetivo crear la apariencia de un proceso de paz y expandir la esfera de influencia rusa en Ucrania. Sin embargo, dicha propuesta causó una reacción aguda de los Estados Unidos y Europa. Un representante del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca señaló que la cuestión de las autoridades en Ucrania está determinada por la constitución del país y su gente, y por lo tanto la "gestión temporal" no puede ser discutida. Estados Unidos enfatizó que las autoridades en Ucrania son el derecho soberano de sus ciudadanos y ninguna propuesta desde el exterior puede influir en este proceso.
Mientras tanto, Putin no se perdió la cuestión del batallón de Azov ucraniano, que, según él, "adquiere poder real". Esto, según el líder ruso, es uno de los problemas para la estabilidad en Ucrania. Sin embargo, la Casa Blanca respondió rápidamente a sus declaraciones, afirmando que Ucrania no estaría de acuerdo con cualquier "gestión temporal" y que estas conversaciones son inaceptables.
Estas declaraciones, en particular, cuestionan el concepto de negociaciones de paz y agregan aún más estrés en la situación política internacional. Putin intenta volver a las iniciativas diplomáticas, pero sus propuestas son inaceptables para Kiev y sus aliados occidentales, lo que enfatiza la soberanía de Ucrania y su derecho a determinar el futuro político de forma independiente.
La pregunta principal sigue siendo si Putin podrá encontrar un compromiso o nuevas formas de lograr sus objetivos, sin violar las reglas y leyes internacionales. Al mismo tiempo, sus ambiciones sobre el control de Ucrania continúan decepcionando no solo a los ucranianos, sino también a una comunidad internacional, que apoyará la independencia y la integridad territorial de Ucrania.